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Qué rata tan pragana mi amigo Mario Rincón

Por E. Sarah Goza / /

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Hola mis guapos Pugfans, en especial a los machos alfa, lomo plateado, pelo en pecho y barba de Schnauzer. Uf no hay nada mejor que una barba que raspe. Bueno, creo que me proyecté, pero es que este celo anda con todo, ya hasta estoy pensando operarme.

Pero mientras pasa eso, no sé si son las hormonas, el celo, mi mala fe a las personas nefastas y nacas, o qué sé yo, el caso es que traigo atravesado a un tipo llamado Mario Rincón. Estoy segura de que ni en su casa lo conocen, tanto que en 2015 perdió la diputación federal contra Alejandro Armenta.

El caso es que no sabía de este tipo, y hubiera preferido no saber de él. Más indignada me siento porque los humanos se empeñan en llamar “perro” a este tipo de personas y les pregunto ¿Nosotros qué culpa tenemos que existan humanos como Mario Rincón?

¿No se supone que los perros somos el mejor amigo del hombre?

Además, somos más leales, somos buenos, en momentos de suma tristeza nos acercamos a nuestros amos para lamerlos y darles cariño, a veces cuando están enojados se desquitan con nosotros. En general somos muy cariñosos, entonces no entiendo por qué asocian a gente como Mario Rincón con alguien de nuestra especie.

Y ahora que me he dado a la tarea de conocer a los gatos, sí lo reconozco, antes era de las perras que odiaba a los gatos y en especial a las gatas, pero gracias a que me hice amiga de Garfield, de Don Gato y los Aristogatos, veo que son muy tiernos y lindos, por lo que también estoy de acuerdo en que a personas como Mario Rincón les digan “gato”.

Más bien él es como una rata. Sí, de esas ratas de drenaje, feas, grises, con cola larga y gruesa, que enseñan los dientes y andan en la basura. A veces mi mamá humana me dice que cace a las ratas y ratones que se meten a la casa, pero me niego, hasta me pongo dura y no me importa que me castigue, pues no entiende que una damita como yo, no se pone a cazar roedores y menos tremendas ratas como Mario Rincón.

¿Y por qué hablo de él?

Porque el muy vulgar con tal de no perder su huesito y sus croquetas del Congreso local, decidió pedir licencia por 30 días para irse de candidato a diputado federal ¡Oooootra vez! Por Tepeaca y como le da miedo perder y no quiere invertir los centavitos que se ha robado, decidió seguir cobrando en el Poder Legislativo de Puebla.

Y una vez que venza su licencia de 30 días, nuevamente se parará en el Pleno del Congreso para solicitar otra licencia por 30 días y se irá a su campaña y pasarán los otros 30 días y de nueva cuenta irá al Congreso a pedir licencia y seguir cobrando su dieta.

Así se las gastan estas ratas.

Por eso estamos como estamos.

Más bien, ¡Qué miserable mi amigo Mario Rincón!

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