23 de Abril del 2024

Perdonar a quien no ha pedido perdón

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

panza identifi

Durante este año he reflexionado un poco más sobre la idea del perdón, pero visto desde el otro lado. Estos últimos meses he comprendido que, durante mucho tiempo de mi vida, he estado conviviendo con rencores, enojos, tristezas, desesperanzas, angustias… Y la verdad es que si bien me coloqué muchísimas barreras, defensas y máscaras para no ser herido, la verdad es que estaba fingiendo ser quien no era.

La pregunta es ¿cómo perdonas a quien te hizo daño y en ningún momento pidió perdón? Es desastrosa esta imagen ya que, en teoría, debería ser todo lo contrario.

Hace algunos textos comenté sobre mi incapacidad para cerrar ciclos y creo que mucho tiene que ver con esta idea. Cuando pensé en esto inmediatamente cuestioné a mi ego, el que quiere ser reconocido pero escuché también esos dolores, esas heridas en el pasado que, claro está, permanecen y en ocasiones se anuncian con los rostros de quienes los provocaron.

Aun con las terapias y la meditación, no he alcanzado a perdonar. Para algunos es fácil hacerlo desde la ausencia y la distancia, para otros, como yo, es demasiado difícil hacerlo así. Convivir con las heridas, con los dolores y encima de todo hacer un trabajo de perdón me resulta muy abrumador y desgastante. “Olvida” dicen los sacerdotes de la felicidad pero la verdad es que olvidar o superar es demasiado complicado, más cuando las heridas son profundas y las cicatrices siguen quemando.

Hace poco leí que estos malos ratos del pasado al no ser superados, se entrometen en la vida diaria y se convierten en algo así como emociones y sentimientos comunes. Casi todos los días suelo enojarme por nada, exploto y cuando reviso qué cosas me hicieron enojar o por qué desperté de esa manera, casi siempre, es por algo irrelevante y me parece que eso es totalmente injusto. ¿Por qué tengo que vivir con el dolor que otros me han dejado? ¿Por qué tengo que convivir con fantasmas del pasado que encima de todo se encargaron de joder parte de mi vida? ¿Por qué tengo yo que pensar en perdonar? ¿Por qué tengo yo que “dejar ir” para ser feliz si, seguramente, antes de estas personas era feliz?

Creo que si bien el ofrecer una disculpa no es obligatorio sí puede ser una cortesía para ambas partes, perdonar y ser perdonado completa ese círculo que, en muchas ocasiones, se queda a la mitad. Siempre hay una parte que sigue haciendo más porque a la otra no le interesa.

Rehacer la vida con nudos del pasado es complejo y encima de todo “uno tiene que perdonar” a quien no ha tenido la voluntad de ofrecer la disculpa, ¿es esto justo?

Algo que me funcionó, durante poco tiempo, fue el hecho de perdonarme. Cuando distinguí mis errores y aceptar que soy un ser humano totalmente imperfecto di un paso importante pero no el todo. Por más que me perdonaba notaba que el ciclo seguía intacto. Muchas veces, caminando, mi mente me hace repasar mis angustias e intento (hasta en voz alta) colocar frases en mi mente y mi corazón para enviar energía positiva a quienes me hicieron daño. Pero vuelvo al tema ¿es justo? En una de mis terapias me dijeron que era importante perdonar pero siempre dije “aun no estoy listo” y después de algunas sesiones me di cuenta que en realidad, nunca he estado listo, lo que me lleva a pensar que esas frases que usaba y esa vibra que según yo enviaba no eran más que actos forzados e hipócritas de una actitud que realmente yo no quería tener. Así que el gran paso fue dejar de mentirme y si puedo no desear nada está bien y si de repente quiero mandar al carajo a todas esas personas, también está bien y si de repente me llega el zen y amor y paz, también está bien.

Sé que tengo muchísimo dolor interno y sé que en muchas ocasiones mi voluntad ha estado a punto de quebrarse pero lo que me ha sido importante saber es identificar mis emociones cuando los fantasmas aparecen.

Sí, también he querido borrar mi memoria pero eso es, prácticamente, imposible.

Y volvemos a la pregunta ¿Cómo perdonar a quien no nos ha pedido perdón?

Creo que ni siquiera es necesario pensar así. Si la gente no lo hizo en su momento ¿qué nos hace pensar que lo van a hacer después? Si pensamos eso de que la gente madura y la gente tiene la oportunidad de encaminar su vida pues estoy casi seguro que la espera va a ser eterna. Recuerdo esa sesión, cuando en la terapia se me dijo que tenía que perdonar y recuerdo esa sensación de enojo ¿por qué tengo que hacer el trabajo yo, una vez más? Y la respuesta fue: para que sueltes, para que retomes tu vida.

No sé si en algún momento cambie de opinión pero, considero, no estoy preparado para trabajar algo así. Yo sé que a esas personas y a esas relaciones ya las solté pero no creo ser tan tonto como para creer que el soltar es olvidar. Las heridas están y seguirán estando y sólo a mí me corresponde identificarlas, advertirlas.

No, no es lindo vivir con rencor y no voy a mentir, vivo con rencor, vivo con enojo, vivo con tristeza pero también mi voluntad me ha llevado a recuperarme con la contraparte de estos sentimientos y de emociones negativas. Yo contestaría esa pregunta con otra cuestión ¿Por qué pensar que te va a pedir perdón alguien que no tiene conciencia del perdón? El perdón, creo yo, se debe otorgar a personas trascendentales, que valen la pena, que fueron valiosas o que lo son.

El perdón exige virtud, corazón, honor, gracia, calidez, transformación, amor y creo que eso no debe dársele a cualquiera… sobre todo cuando se ha querido demasiado.

Publicidad