Amigos ¿ustedes pueden creer?, solo llevaba 3 años como emprendedor y el SAT me dio mi novatada. Mi falla fue la siguiente: vendí un terreno y en el proceso de la compra-venta mi esposa recibió parte del pago por este, de ahí ella depositó ese dinero a la cuenta de mi empresa, pero el gran error fue no haber declarado esta operación. ¡Qué gran preocupación!!!
Entonces vino el proceso de la auditoría, llegó el auditor y me hizo colocarle un escritorio dentro de mi oficina justo enfrente de mi lugar de trabajo, yo estaba ¡súper nervioso!. Esto fue así por tres semanas completas; el auditor empezó a hacer su corrida y a ejecutar sus pruebas aleatorias. Me solicitó las facturas que le arrojaba su sistema y empezábamos a cotejar con estados de cuenta.
Convivimos tanto tiempo que en esas tres semanas argumentamos muchos temas, pero en particular dos importantes, el primer debate fue sobre ¿por qué el IMSS y el INFONAVIT no facturan?; empezamos afirmando que los recibos de IMSS e INFONAVIT solo acreditan ISR por lo que la discusión se centró en que, tanto el IMSS como el INFONAVIT, son una trampa de Impuesto al Valor Agregado.
Afirmé que estas instituciones, al comprar, se quedan con IVA a favor, pero al cobrar no ceden este impuesto al contribuyente. En las cuentas dictaminadas del ejercicio 2015 1, el IMSS erogó el 80% de sus ingresos en gastos de operación, los cuales le generaron un Impuesto al Valor Agregado a favor, que se quedó atorado en esta institución.
Fue una discusión acalorada, el argumento del auditor era que el IMSS, al ser un organismo del Estado, no generaba valor y por ende no debía facturar; mi punto en contra era y es que al final del día el empresario está comprando un servicio como se le compra a cualquier otro proveedor, por ende, el Instituto tendría que facturar. Hubo mucho estira y afloja pero concordamos que sería bueno que en las cuotas de IMSS o INFONAVIT se cediera hasta un 8% de IVA a favor del que paga las cuotas de Seguro Social.
El segundo tema que debatimos causó más polémica, yo afirmé que el tener trabajadores contratados directamente por las empresas también es una trampa de IVA; los trabajadores compran cosas con su sueldo y obtienen mucho IVA acreditable, pero a su vez ellos no transfieren una porción de IVA a favor del empleador.
Aquí el contador me puso en jaque con su aseveración de que los trabajadores no trasmiten IVA por un sistema de ajuste en la repartición de la riqueza, a lo cual concedí; pero en mi insistencia hice una réplica diciendo que las empresas deberían de participar en los sistemas fiscales de distribución de la riqueza. Para este caso nuestra conclusión fue que un empleado debería de ceder al patrón hasta un 3% de IVA a favor. La realidad de lo que hoy en día sucede es que las empresas contratan “Outsourcing” con la que acreditan el 100% de IVA sobre su plantilla de trabajadores, pero en el último eslabón de la cadena, sea lo que sea, alguien deja de contribuir.
Al final de las tres semanas el auditor terminó siendo mi “cuate” y hasta unos “Glenlivet” nos echamos.
Con respecto a mi caso, al final ya estaba más tranquilo y el auditor, siendo mi cuate, me dio de dos opciones: consideras ese depósito en mi contabilidad o auditar las cuentas de mi esposa; me tuve que aguantar y aceptar declarar el depósito hecho por mi cónyuge. Pude haber evitado que esta operación fuera considerada como ingreso si la hubiera declarado como un préstamo o cómo inversión hacia la empresa, pero bueno eso no lo sabía hace 15 años.
Un gran reto que debe enfrentar un emprendedor es el tener la capacidad de estructurar una estrategia fiscal adecuada en su modelo de negocios, porque créanme que los demonios del Edén… todo lo ven.
Intención con acción, considera tu estrategia fiscal siempre que pretendas aperturar una nueva empresa.
Referencias
1.- IMSS, Dictamen 2015, http://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/pdf/estadisticas/ dictamen/2015-Estados-Financieros.pdf, Consultada el 14 de noviembre del 2018.
