28 de Marzo del 2024

Acciones ordinariamente positivas (Parte I)

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

panza identifi

Muchas veces, como la gran mayoría, he sentido que no vale la pena hacer más que lo suficiente. Es decir, muchas veces me he sumido en ser parte del conjunto del mínimo esfuerzo porque, a decir verdad, hacer más implicaba o implica llevarse sin sabores o momentos realmente agrios.

Uno se vuelve en ocasiones grosero y algo en el interior dice que no estamos haciendo las cosas bien, o por lo menos, no estamos haciendo lo correcto.

Creo que cambiar el mundo es una insensatez, es imposible y aunque muchos lo han intentado y han logrado cosas realmente maravillosas, la realidad es otra. Y sin embargo, son esas pequeñas luces que nos dicen que el intento es plausible y motivador y hay ciertas chances, ciertos lugares donde esa luz puede causar una gran rebelión. ¿Vale la pena intentarlo? Creo que sí, siempre y cuando no esperemos que se nos coloque una estatua y un epitafio rimbombante.

Uno puede pensar que actos increíbles suceden en gente increíble, como meter un gol de último minuto, llegar a la luna, curar a un enfermo, etcétera. Pero también creo que hay actos tan ordinarios que pueden, por lo menos, transformar un todo.

Haré un breve listado de actos que me han impactado en su respuesta y el por qué vale la pena ejecutarlos en el día a día:

1.- DI “GRACIAS”. Más allá de levantarse y agradecerle a los dioses por estar vivos y tener bendiciones y sentirnos plenamente afortunados, también, entre nosotros, debemos agradecernos. Una de las cosas que me impactó en mi estadía en Europa es que, por lo menos en Francia, una conocida cuestionó el por qué para todo decía gracias. Por ejemplo con ella y por sus miles indicaciones para sobrellevar ese tiempo fuera del país, por ejemplo con el mesero, por ejemplo con los conductores que frenaban para darme el paso y que al momento de hacerles el gesto con la mano en agradecimiento me veían extraño. Hace poco hice un experimento al manejar y me llevé una gran desilusión. Si bien es obligación del conductor dar paso al peatón y protegerlo, en México dar ese paso es realmente algo fuera de serie y sin embargo, al darlo, las personas, caminando y cruzando tranquilamente la calle ni volteaban ni nada. También di paso a los automóviles que atascaban ciertas calles y nada, ni siquiera un bocinazo. No faltan los conocidos a los que uno les echa la mano, por ejemplo, prestando dinero o apoyándolos para mejorar su estado y lo ven más como si el préstamo fuera obligación de uno. Ser agradecido es parte de la educación y nada cuesta pero asombra demasiado.

2.- DEJEMOS EL GANDALLISMO. En el experimento que comenté anteriormente también me di cuenta de la cantidad de automovilistas que hay en esta ciudad que llevan una prisa desmesurada, tan así que infringen los pasos de cebra, no permiten que el peatón avance, se pasan altos, se roban lugares de aparcamiento... hay tanta prisa y no se dan cuenta que eso también puede arrastrar una cantidad inimaginable de tragedias. Hace poco salió un video en el que una señora grita e insulta a un chico en el banco. Todos dicen que la señora quería pasar primero pero como tuvo que hacer fila entonces la cosa se puso fea. No olvidemos a esas personas que ven un error de precio en el supermercado y deciden atascarse de pantallas a las que erróneamente alguien colocó que costaban 50 centavos (por decirlo así) ¿Qué rayos es eso? También no falta el que en el estacionamiento o afuera de nuestras casas le pega a nuestro coche y se va como si nada ¿es en serio que esa es su forma de ser social? Ser gandalla no lo hace a uno un ser supremo, más bien lo viste de podredumbre intelectual y espiritual.

3.- DE VERDAD, NO TE QUEJES. Al saber que estás leyendo esto piensa que eres una de esas pocas personas en este mundo (de verdad, pocas) que tienen la chance, en primera, de leer, y en segunda, de leer en teléfono o computadora con acceso a internet. No es grato minimizar problemas pero tampoco los problemas tienen que ser más grandes. Tengo conocidos que se la viven todo el tiempo con una actitud tan negativa que son capaces de chuparle la vida a uno. De todo se quejan, todo en ellos es frustración, todo en ellos es “la vida es injusta”, todo en ellos es “todos ganan menos yo”. Salvo una tragedia realmente crítica, siento que nuestros problemas son pequeñeces. Tengo conocidos que lamentan profundamente que no tengan el último Iphone. Tengo conocidos que lamentan profundamente no tener “oportunidades” cuando la vida les ha dado miles. Tengo conocidos que siempre se comparan con gente de éxito pero nunca ven atrás. Si lees esto probablemente pertenezcas a esa poca porción de personas que lo tienen todo, ¿no es eso un milagro? Y la siguiente pregunta es ¿qué haces con ese todo que probablemente una gran porción de personas en el mundo desean?

SÉ PUNTUAL. No, no es chistoso y tampoco te hace ver como el ser más deseable y esperado del mundo el hecho de que seas impuntual. Aparte de ser una descortesía y una grandísima falta de educación, la impuntualidad genera demasiados conflictos. ¿Qué tanto puede costarle a uno levantarse temprano, arreglarse a tiempo para llegar a la hora acordada a la cita o al trabajo o a la escuela? Hace algunos años salía con una chica que le ha ganado a todos mis conocidos impuntuales. Muy en su papel, esta chica me hacía esperar afuera de su casa cerca de hora y media. Decía ella que necesitaba arreglarse mucho, que quería siempre verse bien y prácticamente me dijo que tenía que respetar eso. Le decía que entonces por qué me citaba a equis hora si sabía que se iba a tardar y respondía con eso de que “me gusta saber que estás esperándome” WHAT THE FUCK! Obviamente dejamos de salir y fue gracias a que en una ocasión esperé dos horas que bien pude invertir en otras actividades. La impuntualidad es una grandísima falta de respeto ya que todo debe valorarse en esta vida, incluyendo el tiempo de los demás.

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