25 de Abril del 2024

La basura atrae moscas

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

panza identifi

Podría ponerlo de otra forma pero algo así dijo Xavier Velasco en Diablo Guardián, parafraseo: “Una cosa es comer mierda y otra es pedir otro plato”. Si te tratas como basura no esperes que mariposas y bellas aves estén a tu alrededor. Todo lo contrario. La basura atrae moscas, ratas, ratones, crea gusanos y apesta tanto que es capaz de abrumar a demasiados vecinos. Si no me creen, dejen la basura afuera de sus casas un tiempo y van a sufrir muchas quejas y su hogar será constantemente señalado.

La pregunta es ¿por qué nos tratamos así cuando en realidad somos, como dicen, polvo de estrellas? No, no es una cuestión romántica ni idealista ni de autoestima, es la verdad. Lo más chistoso del asunto es que, sintiéndonos basura nos indigna que nos traten como basura y lo más risible es que son las mismas moscas las que nos dan ese trato, ¿no es absurdo?

Llevo ya un buen tiempo cuestionándome esto. Claro que tengo que ver hacia atrás, hacia mi pasado para entender el por qué digo esto. La clave, sí, está en el autoestima, en el amor propio y eso tiene que ver con la dignidad, con la sensatez, con el respeto a uno mismo.

La pregunta del millón es ¿por qué caemos tan bajo? Más allá de esas cosas de que en el amor (de pareja, familiar o de amigos) hay que ser transparente, sencillo, genuino, honesto, sé que nos preocupamos más por los demás que por uno mismo y hacemos todo por complacerlos, procurarlos hasta olvidarnos de nosotros. Al final nos reprochamos, topamos con pared y con las heridas de la vida nos sometemos a los dolores que convocan las frustraciones y las traiciones.

En mi caso, en muchas ocasiones, me traté como basura y claro, revolotearon demasiadas moscas a mi alrededor. La depresión mal tratada y no aceptada invoca situaciones demasiado incómodas. En términos de ésta metáfora, la depresión, la tristeza, la decepción y la auto reprensión generan ese tufo de basura que llama a quienes desean aprovecharse de ello. Las moscas aprovechan la basura, la suciedad, la porquería para subsistir y al comer, regurgitan y vomitan.

Si alguien me hubiera dicho desde el principio de mi vida que no, que no todas las personas son buenas probablemente mis parámetros hubieran sido otros.

En mis tiempos en los que me traté como basura no sólo las personas se aprovecharon de mí de forma física, también fue de forma intelectual, espiritual y económica. No sólo acepté las burlas que se me hacían, no sólo tomé las injurias por verdad, realmente fui desechable y también putrefacto interiormente. Cuando me vi desprovisto de mí mismo, cuando me vi con el hedor que ya afectaba a mi familia y a mis amigos más amados, entendí que no únicamente debía dejar de tratarme como basura sino que también debía desinfectarme, hacer a un lado a las moscas y a los roedores y recomenzar.

Muchas veces he pensado en el cómo permití tanta cosa negativa en mi vida. En el cómo permití malos tratos y los tomé como actos de amor, en el cómo permití los engaños… la verdad es que sé que esas memorias no funcionan tan bien en mí pero me hacen entender que nunca más debo regresar a ese estado.

Claro que para dejar de tratarme como basura, como lo he dicho en otros artículos, pasé por numerosas terapias, por religiones, por filosofías, por numerosos consejos y muchísimas lamentaciones hasta que decidí que ninguna de esas ideas, costumbres, tradiciones o hábitos podían funcionar en mí si yo no empezaba a limpiarme.

Aceptar que uno no es basura es un largo trayecto, más cuando se ha tenido una infancia fracturada y en la mayoría de los casos se han presentado personas poco positivas para la vida.

Comencé a limpiarme hace año y medio (aunque de terapia y de búsqueda llevo casi toda la vida) y, como se me dijo, el pasado impide todo flujo de agua, todo flujo de purificación. El pasado negativo, las malas experiencias se acumulan e impiden la libertad de fluir. Es como cuando se tapan las coladeras de porquería y salen hasta aguas negras. Después de aceptar que uno no es basura, la otra parte, el visualizar el pasado únicamente como eso, como algo que ya no está en mi presente fue, realmente, abrumador pero estuvo siempre por delante la idea de que valgo muchísimo más y sobre todo, si yo no me valoro ¿entonces qué puedo esperar?

Así como sucede con los lugares abandonados o con los botes de basura repletos de todo tipo de cosas, al destapar las coladeras, al demoler el edificio del pasado, al incendiar la basura, los roedores salieron con enormes chillidos que pedían recapacitar, que pedían que los mantuviera con vida en mi memoria, que me pedían seguir alimentándolos de todo tipo de porquería y suciedad. Del incendio, de la demolición, del destape, sigue saliendo cierto humo de memoria, ciertas aguas negras que me hacen pensar que aun el trabajo no está terminado pero que vale la pena seguir limpiando.

Sé que suena aparatoso decir y creer que somos un milagro. Sé que a algunos les puede parecer una trastada o incluso, como suele suceder, se puede tomar como un chiste pero eso no impide pensar que lo somos y que estamos en este mundo con un propósito increíble. Pensar que somos hijos de dios o que somos polvo de estrellas o que somos el pensamiento de alguien supremo o que simplemente somos producto de una evolución inteligente ¿no es para celebrarse? Y si es así, ¿por qué tratarnos como basura? ¿por qué tratar a otros así? Cuando me di cuenta de esto supe que mi vida aquí es tan pasajera que no pienso, bajo ningún motivo, perderme la vida favoreciendo a las moscas.

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