Cuando se aprovecha la pobreza, no sólo económica, sino del corazón, es fácil caer en discursos “progresistas” que al final pueden afectar la vida de miles de personas, en este caso de miles de mujeres.
La corriente del feminismo, en el mundo, está proliferando cada vez más, siendo la palabra más buscada en internet para el pasado año 2017.
Sin embargo, es interesante analizar que existen varios tipos de feminismo. Hay quienes promueven que debe haber igualdad y equidad en roles y funciones, y en derechos (respectivamente) entre hombres y mujeres, y hay quienes en su visión más extrema promueven que la mujer debe ser igual al hombre en todo sentido, incluso en la evitación de la procreación. Ésto, es aprovechado por algunos políticos para incentivar movimientos políticos y económicos, cuando la pobreza abunda no sólo en lo económico, y en la educación de la mente, sino en el corazón; así, es más fácil promover acciones como el aborto.
¿Qué culpa el que está por nacer de lo que está ocurriendo en este mundo?...
Ciertamente, hay muchas variables en juego antes de hablar de la “consecuencia” de llevar a cabo un aborto, como la educación y la prevención en el ámbito sexual específicamente. Sin embargo, lo privado de una mujer se vuelve público, cuando su vida puede depender de una ley.
El problema no es la ley, el problema son los intereses que defiende una ley, puesto que al médico “empresario” que podría hacer tantos abortos como cesáreas, y al político que quiere tener más adeptos y grupos sociales (mientras más resentidos mejor) a su favor, poco les importa la inseguridad de un aborto para una adolescente que, de quedar viva, posiblemente quede con secuelas emocionales y tal vez hasta físicas, para volver a concebir si un día lo deseara, por poner ejemplo.
Se ha tomado el discurso de que legalizar el aborto evitaría clínicas clandestinas, lo cual podría ser cierto, pero sólo en parte, la otra verdad es que el aborto nunca es totalmente seguro, y siempre dejará algún tipo de secuelas.
¿Y si invertimos el esfuerzo de promoción del aborto en esfuerzo porque los anticonceptivos lleguen a los suburbios más recónditos de las zonas rurales y periféricas?
¿Y si invertimos el esfuerzo de promoción del aborto en esfuerzo porque se faciliten los procesos de adopción para personas que no pueden tener hijos?
Las leyes deben ser hechas para el humano, decía un estimado profesor, no el humano para la ley… Todo lo que sea contra natura, debería dejar de ser ley…
Que la especie conserve ese tinte diferente de los irracionales que lo hace humano… esa es la ESPERANZA.
Gracias por leerme.
EL HADA GUERRERA
