24 de Abril del 2024

Tranquilidad a pesar de Facebook

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

panza identifi

Tuve muchísimos “amigos” en Facebook y desde hace un par de meses me he dedicado a depurar mi red social ya que, en realidad, no tenía sentido alguno el tener cantidades de personas en mi perfil y no entablar ninguna especie de conversación (no se hable de relación) con alguno de ellos.

Por supuesto que las reacciones no esperaron demasiado, el hecho de haber eliminado “amigos” me generó críticas y reclamos. Personas con las que no pasaba de un like se vieron alteradas espiritualmente tras ser anuladas de mi red social.

Decidí hacerlo ya que no únicamente pasaba tiempo irrelevante viendo y leyendo cosas sin sentido ahí sino que también, aunque suene a tontería, padecí ansiedades y columnas de mala vibra por parte de aquellos que les permití ser observadores de alguna parte de mi vida. A veces pienso que las redes sociales son una práctica del acosador en su máxima expresión pero con tintes de novedad, de moda y es permitido por nosotros mismos. Y ante la pregunta del por qué no mejor elimino mi cuenta es, en términos sencillos porque en Facebook cuento con gente que aprecio pero con la que no puedo interactuar personalmente porque están por el mundo y porque mi cuenta de spotify está ligada ahí y ni modos de perder años de música guardada.

Hace poco una muy buen amiga me contó que en su trabajo tuvo un problema intenso debido a Facebook. Tras aceptar la solicitud de amistad que le envió uno de sus compañeros de trabajo y tras algunas convivencias un tanto desafortunadas, su compañero de trabajo subió una foto de mi amiga a su red burlándose no únicamente de su capacidad sino también de su físico. Por supuesto que inmediatamente mucha gente reaccionó a la publicación (desde un me enoja hasta un me encanta) y no fue hasta que una compañera le mostró a mi amiga lo acontecido y ella le reclamó de viva voz a aquél que sin empacho alguno andaba haciendo público aquello que no le competía. La frase “me hackearon” se tornó superflua, la publicación desapareció y después hubo una disculpa que tuvo, claro, mucho menos reacciones que la publicación ya desaparecida. Mi pregunta a mi amiga fue ¿por qué lo aceptaste? Y ella me dijo que se estaba apenas llevando bien con él y que uno no espera eso de la gente.

Si bien yo no he vivido algo así recuerdo unas malas experiencias que viví en Facebook. No únicamente he vivido el asedio sino que también personas con poco o escaso valor en mi vida, tras ser aceptados en Facebook, no únicamente se dedicaron constantemente a opinar sobre mi vida en el muro sino también a apropiarse de fotografías y llegaron a generar en mi alrededor demasiada mala vibra. Aun cuando tengo todos los candados habidos y por haber, algunas personas me han enviado mensajes privados para reconvenir relaciones o para generar insultos.

No tengo mucho contra Facebook, al contrario, creo que es una plataforma de conexión que se le puede sacar mucho jugo y buenas experiencias pero a veces pienso que es como una ventana de mi hogar a la que las personas tienen acceso y no piden permiso para ver lo que hay adentro.

Recordarán algunos lectores que hace años yo contaba con mi cuenta de twitter y la usaba, principalmente, para promocionar esta columna y echar uno que otro chistecillo. La hice con la finalidad de convivir con lectores y por lo tanto era pública y tuve que cerrarla debido al asedio de una ex pareja que se cambiaba de nombre y de cuenta e importunaba demasiado mi objetivo con mi cuenta.

Incluso por un momento mi cuenta fue privada y no únicamente disminuyeron los lectores sino que aquella persona me envió cantidades inimaginables de mensajes y solicitudes que me hicieron repensar el cerrar la cuenta y opté mejor por esa opción.

Con Facebook la cosa puede ser un poco más sencilla pero tiene sus huecos que, creo yo, más tienen que ver con nuestra actitud.

Después de mucho pensarlo decidí eliminar de Facebook a aquellas personas con las que prácticamente no tengo ningún tipo de convivencia y por lo tanto, el tenernos agregados o no resulta fútil.

Pensé en aquellos momentos en los que decidí alejarme de personas y a veces pienso que le damos demasiada importancia a la actividad que tenemos en nuestras redes sociales. Como le dije a una persona, eliminarte de Facebook no implica que si te encuentro no te vaya a saludar, implica simplemente que quiero tener una red social “sana” y sin preocupaciones. Negarles la vista de esa parte de mi vida no debería ser un agravio ni mucho menos deberían tomárselo personal. Y sin embargo, insisto, el hecho de llevarnos lo que sucede en Facebook a la realidad es darle demasiada importancia a la interacción virtual (si es que la hay).

Creo que tengo en mi perfil cerca del 10% de amigos de los que tenía y ahora paso mucho menos tiempo en Facebook (ya que al tener pocos amigos el número de publicaciones se ha reducido y por lo tanto, ver lo mismo muchas veces es una tontería) y siento que quienes tienen permitido ver lo que acontece en mi vida son personas que no reflejan ni envidias ni malas vibras, son personas con las que convivo más allá de un like.

Creo que no estamos obligados a aceptar a quien sea sólo porque no queremos vernos mal. Creo que en la actualidad las redes sociales ya tienen un lugar muy importante en nuestras vidas y es importante determinar, incluso, con quiénes deseamos compartir lo que nos acontece.

Conozco casos de personas que viven con ansiedad porque les han bloqueado o porque reciben muchos mensajes en Facebook y quieren contestarle a medio mundo. Hay casos en los que incluso ha disminuido el tiempo de sueño por darle prioridad a las redes sociales.

He visto publicaciones que mencionan cosas como “tengo a mi ex en Facebook porque quiero que vea mi éxito” y, en mi opinión, siento que eso es demasiado absurdo. Como si la gran venganza ocurriera gracias a Facebook... eso es darle demasiada importancia a el/la ex y por supuesto, a la red social.

Así como en nuestra vida, como en nuestros hogares, de vez en cuando una limpia en nuestras redes sociales no está del todo mal. Las redes sociales están repletas de acosadores y de gente que habla demasiado de uno. Es mejor cerrarles la cortina y si se lo toman personal habrán descubierto la relevancia de esa relación en sus vidas.

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