28 de Marzo del 2024

Amor no es mendigar amor

Por Rolando Ochoa Cáceres / /
Amor no es mendigar amor
Foto: Especial

panza identifi

Hace unos días un buen amigo me contó que recientemente se había separado de su esposa y por ende, de su familia. Un día mientras él trabajaba su ex mujer le habló por teléfono y le dijo que le estaba llevando sus cosas al departamento de él y que ahí luego se arreglaban pero que ya no quería estar con él. Por supuesto, mi amigo, un tanto extrañado cuestionó el por qué la separación si él suponía que todo estaba bien y ella le dijo, como clásico de nuestros tiempos: no eres tú, soy yo.

Siendo este un gran amigo, supe todos los conflictos que durante años tuvo con su ex pareja y vi que realmente él la amaba, la apoyaba, presumía su relación por todos lados e incluso tuvo ciertos distanciamientos con su familia que le cuestionaba la actitud tan fría de ella y el encantamiento de él… Cuando me contó que se separaba pude notar su desesperación, también su fastidio y su muy continuo cuestionamiento, me decía, “he sido bueno, ¿por qué me pasa esto?”.

Podría decir yo mil y un cosas que pienso al respecto pero me limito a mi respuesta. Lo único que pude decirle es que en este mundo hay personas que no merecen ser amadas o por lo menos, hay personas que no desean ser amadas.

Si me pongo en mi plan zen, probablemente esto es una gran falta de respeto ya que el plano más bello de aquella filosofía lo podemos encontrar en la compasión y así todos merecen ser amados. Si me pongo en mi plan católico, siendo todos hijos de Dios, somos hijos de amor y por ende, todos merecemos amor y el perdón. Si me pongo en mi plan psicológico probablemente, esas personas que desestiman el amor tienen un sufrimiento interno devenido de traumas o episodios sufribles que les hirieron lo suficiente y de ahí sus múltiples defensas.

Actualmente he cambiado mucho de parecer ante esos discursos y yo creo que más allá de todo eso, hay personas que no merecen, por lo menos, el amor que uno se desvive en darles.

Hace muy poco tiempo aprendí lo que era el amor propio y lo importante que es el autoestima (con sus altas y sus bajas) y llegué a la conclusión de que, si hace algunos años me hubiera querido tanto como ahora, me hubiera ahorrado tormentos absurdos y batallas que no tenían nada que ver con en mi vida.

Lo último que le dije a mi amigo aquella vez fue que tenía la oportunidad de reencontrarse consigo mismo y la oportunidad de comenzar a trabajar en el amor propio.

Puede ser esto una tontería pero a veces uno tiene que caer tan bajo para darse cuenta del valor que uno tiene y eso, claro está, sucede si uno realmente tiene ganas de salir adelante. Mi amigo no únicamente vivió (porque yo llegué a verlo demasiadas veces en esas situaciones) humillaciones, desprestigios, tormentos y groserías directas o indirectas por parte de su ex pareja. ¿Puede uno vivir así? Al hacer un breve recorrido con mi amigo de todas esas malas pasadas que llegué a ver y que otras me contaba sólo pude decirle que estaba enfrente de él la mejor oportunidad de su vida y que Dios o el karma o lo que sea, están actuando para disponerlo en el amor pero que era necesario retrabajar su espíritu y su persona.

He pensado que tontamente se nos ha inculcado el mensaje de aguantarlo todo por una familia y que es mejor verse humillado que separado, que es mejor verse sumiso que separado, que es mejor verse jodido que separado, que es mejor verse fracasado que separado, que es mejor amar a quien no lo merece porque hay un “compromiso” que estar separado ¿no es un absurdo?. Hace años mi amigo se iba a separar y me dijo “voy a intentarlo todo otra vez porque sé que puede cambiar, que el amor puede transformarla” y años después, sucedió lo mismo sólo que en este caso, el tiempo no recompensa.

Alguna vez alguien me dijo que la vida era demasiado hermosa como para estar mendigando amor y creo totalmente en ello. Donde no hay amor ¿qué te hace pensar que lo habrá en algún momento?

Creo que no hay nada malo en decir basta. Uno de mis conflictos con el budismo, con la religión y con algunos asuntos de la psicología ha sido la idea del perdón o del desear el bien incluso a quien te ha hecho mal. Yo aun no tengo la sabiduría para empatar con eso, creo que no es justo desearle harta gloria a quien te ha jodido la existencia, ni por negocio karmático ni por pensar en un paraíso divino. Lo que sí creo es que es mejor no desearles nada y dejarlo todo en manos del destino… la vida sabrá cómo cobrar o pagar dichas situaciones y uno sabrá como manejar su consciencia.

Pensar que todos merecen amor es creernos Dioses y eso ya es demasiado. Yo en mi mortalidad ingenua ya no creo que sea así. Hay personas que merecen demasiado la pena para entregarles demasiado amor y hay otras que es mejor sacarlas de nuestras vidas y no dejarnos arrastrar por sus tormentos y sus batallas que sirven más como pretextos para ponerse la playera de víctimas aun cuando la vida les ha dado todo, incluso amor.

Mendigar amor no solamente es un desatino, es una traición a uno mismo. El principio, creo yo, siempre ha estado en nuestro interior y amarnos a nosotros mismos es, aunque suene a cliché, el mejor paso que uno puede dar en su vida. Al final, somos lo único que tenemos. Como dijeran los Beatles “and in the end, the love you take is equal to the love you make” o como dijera Freddie Mercury “You're headed for disaster, 'Cause you never read the signs, Too much love will kill you - every time”.

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