19 de Abril del 2024

Sobre migraciones y refugios

Por Luz Marina Manzano Gómez / /

 gritos esperanza

En todas partes del planeta la migración existe desde que el mundo es mundo. Los animales migraban (y siguen migrando) de una zona a otra para resguardarse del frío y buscar más y mejor comida.

Los mismos Adan y Eva (si nos ponemos filósofo – religiosos) tuvieron que emigrar del Paraíso a trabajar por su sustento y tener hijos.

Las grandes oleadas humanas que explica la ciencia que salieron de África desde hace millones de años a poblar los distintos continentes hablan de que movilizarnos, como grupos de animales humanos que somos, no tiene nada de raro.

Sin embargo, los tiempos han cambiado, y a diferencia de aquella famosa película donde “simio no mata a simio” nosotros sí nos matamos entre nosotros, y en la tierra de ésta época “hombre sí mata a hombre”.

Y es que son tiempos en que “un papel escrito te define como ser humano o no”, donde nacer en un país “te hace más gente que otro”, como si con el hecho de tener una nacionalidad (asentada en un papel) se pertenece a nuestra especie o no, o bien por el contrario, puede ser tratado a veces peor que un animal “no sapiens”.

Y es que ser migrante y/o ser refugiado hoy en día puede ser una condición tan difícil y dolorosa como ser un perro más de la calle. Sin ser demasiado peyorativa, hago referencia al trato inhumano que las autoridades de decenas de países dan a sus hermanos humanos por el hecho de ser migrantes, donde en ocasiones varias, los derechos humanos (inherentes como tal al hecho de ser homo sapiens sapiens) brillan por su ausencia.

Ante la reciente conmemoración de un año más del día del Refugiado, el 20 de junio, es válido recordar temas como, la trata y tráfico de personas, las jaulas – llamadas perreras – para migrantes, la explotación laboral de extranjeros, así como el tráfico de influencias corruptas para poder tener papeles oficiales de otro país, país diferente al de origen.

Vulnerables a estas situaciones han sido muchos africanos (que incluso han arriesgado su vida en el cruce del mar) queriendo e intentando alcanzar un estilo y proyecto de vida “normal” al llegar a Europa. Pero sin ir muy lejos, nuestros centroamericanos tienen mucho que contar cuando en el famoso tren de “La Bestia” desean llegar a Estados Unidos.

Y ni qué decir de las angustias que han pasado muchos mexicanos intentando cruzar esa misma frontera, pasando hambre, frío y todo tipo de necesidad. Necesidad que nos hace recordar a nuestros hermanos venezolanos que hasta “apátridas” (sin patria ni papeles) desea dejar el propio gobierno.

Qué triste, es una época en la que “con dejar sin papeles” también se puede matar a un ser humano. Pierde todos sus derechos como parte de una Nación y se convierte casi en un perro más de la calle, en muchas ocasiones sin consideración alguna de sus propios connacionales o hermanos extranjeros.

Los gobiernos de turno deciden (con visados y actas legales) quién “merece vivir” una vida “normal” (con trabajo, estudios, etc.) y quién no- Así estamos, así las cosas.

Pero que no se olvide que, aunque nos quitaran hasta el nombre (con o sin papeles escritos), aún existen los derechos por el mero hecho de ser “ser humano” que, aunque irónicamente también lo definieron los gobiernos en un papelito por escrito… permite defendernos unos a otros, cuando a diferencia de los evolucionados monos del “planeta de los simios” hombre sí mata a hombre.

Que no se pierda la evolución entre los gobiernos de turno cuando la ley se vuelve contra el ser humano. Tal vez quien la escribe está dejando de serlo.

Gracias por leerme. Que los gobernantes hagan conciencia en temas de refugio y migración. Que la esperanza no se pierda en este mundo.

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