18 de Abril del 2024

Soy mi plan A

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

panza identifi

Hace unos días, como suele sucederme, tuve un lapso de insomnio que me hizo revolver la cama durante seis horas. He aprendido a vivir con ello y sin embargo casi siempre me resulta un poco abrumador el hecho de estar luchando contra esos fantasmas que representan al pasado. Ni aun con la meditación pude del todo desprenderme de ello y entonces me pregunté el por qué me era tan importante mi pasado como para no desprenderme de él de una vez por todas.

Así que por ahí de las tres de la mañana encendí la computadora y comencé a escribir sin afán de revisar ni mucho menos corregir. No se piense que me puse a escribir cuentos o poemas, en realidad, escribí todo aquello que estaba conteniendo y que se figuraban en sombras del pasado.

Sendas líneas escribí a aquella persona que mantuvieron posturas hirientes conmigo y sin embargo me di cuenta de algo muy importante: durante mucho tiempo fui mi plan B, nunca fui mi prioridad y siempre me ocupé en ceder más de lo debido.

Mientras iba escribiendo (y también reclamando) me di cuenta que a veces uno tiene cierta culpa al querer continuar aquello que está perdido, me di cuenta que uno no tiene por qué convertirse en súper héroe si la otra persona está dispuesta únicamente a menospreciarte, me di cuenta que uno no tiene por qué dar demasiado si la otra persona está dispuesta únicamente a lanzar migajas, me di cuenta que uno no tiene por qué fingir ser todo aquello que uno no es y también me di cuenta que el amar no implica desgaste ni matarse trágicamente por el otro, me di cuenta que siempre debemos ser nuestra prioridad.

Recordé aquellos viajes y proyectos pospuestos. Aquellos caminos que tenía muy en mente para conseguir ciertos sueños de vida pero que no me atreví a ir por ellos debido a que preferí luchar y/o quedarme para mantener relaciones que me mostraron viajes al abismo. Claro que en este punto la culpa fue totalmente mía porque de antemano sabía que aquellas relaciones estaban ya de por sí destinadas al fracaso. Recordé también aquellas decisiones de alejarme de mi familia por motivos de amor ideal que bien desencadenaron una cadena de conflictos que incluso, después de años, apenas estoy por resolver en su totalidad. Recuerdo que mi mamá se enojaba conmigo porque siempre me decía que daba de más y yo siempre le contestaba que nunca podía dar a medias. Ni se diga de todas las veces que dije que sí cuando dentro de mí deseaba ante todo tener la valentía de decir que no. Recordé que es terrible vivir en el autosabotaje, en el autoengaño, que no hay nada peor que ser desleal a uno mismo.

Pienso que muchos de mis problemas también tuvieron que ver con la importancia que le daba a la opinión de los demás, al qué dirán, al tener que ajustar cuentas con personas que tuvieron poca relevancia en mi vida como si esas cuentas hubieran sido mi responsabilidad. Suelen decir que uno escoge sus batallas y, aquella noche de insomnio, vi que en las mías yo anticipadamente sabía que iba a perder pero quise ir en contra de mi voz interior, de mi tranquilidad. Cuando mi papá me veía tomar esas decisiones solía cantar aquellos versos de Juan Gabriel “pero qué necesidad”.

El hecho de vivir bajo el dictamen de otros probablemente nos devenga más en fracturas y en desconocimiento de nosotros mismos que en otra cosa. Ahí es cuando comenzamos nosotros a amputarnos el alma y darle la razón y razones a quienes no nos merecen.

En mi experiencia, el hecho de ser yo mismo mi prioridad es algo que apenas me está sucediendo porque aprendí que no merezco ser menos que eso. Si uno duda de sí mismo ¿por qué pretender que los demás nos tengan confianza? Si uno no se ama ¿por qué pretender que otros sí nos amen? Si uno no se respeta ¿por qué pretender que otros nos respeten? Si uno no se valora ¿por qué pretender que otros nos van a valorar? Si uno no se admira ¿por qué pretender que otros nos aplaudan? Alguna vez a una de mis ex parejas le pedí que me diera mi lugar frente a su familia, frente a sus amistades ¿por qué tiene uno que pedir eso? Porque en mi caso, yo no me estaba dando mi lugar y por lo tanto, lo estaba cediendo para que lo pisotearan.

Durante esa inquietante escritura supe que más que aferrarme al pasado o a esas imágenes, me estaba aferrando a querer obtener una explicación que sé perfectamente jamás voy a tener pero la pregunta es ¿necesito una explicación de algo que ya sucedió con estrago? ¿Me viene a bien en este momento de mi vida saber el porqué de aquellas situaciones? ¿Qué fortuna me dará esa explicación? Y mejor aún ¿me es relevante cuando lo mejor que puedo tener está conmigo?

Después de guardar la carta extensa con el título “BASURA” y al cerrar la computadora, ya con cierto cansancio me fui a la cama y en segundos pude conciliar el sueño. Tres horas después ya estaba despierto y casualmente, con un excelente humor y con mucha energía. Esa mañana revisé aquél documento y me prometí que nunca más iba a ser mi plan B y que no se trata de dejar de darse, sino que siempre hay que tomar en cuenta que hay personas que merecen significar en nuestro camino y hay muchas otras que hay que dejarlas pasar de lado con todo y sus opiniones. Ser nuestra prioridad no es egoísmo, es el camino para conocernos a nosotros mismos.

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