29 de Marzo del 2024

La diversidad y el respeto

Por Fátima Salgado / /

con plena libertad

En este mes tan importante para la comunidad LGBT+ me dieron ganas de escribir acerca de el tema. Como sociedad, aún tenemos muchas creencias y costumbres que suelen generar conflicto relacionado con las ahora ya tan abiertas maneras de pensar y gustos de los seres humanos.

La realidad es que desde la antigüedad existen registros de prácticas homosexuales, por ejemplo se llegó a mencionar que Platón estuvo enamorado de su gran maestro Sócrates o incluso en el Museo de Louvre podemos encontrar obras de arte de la antigua Grecia donde apreciamos besos entre filósofos como Erastes y Eromeno. Y es que en esa época, las muestras de afecto entre personas del mismo sexo, eran más bien vistas como un privilegio.

En sí, existen registros de las civilizaciones más importantes del mundo como las griegas, los egipcios, monjes sumerios, tribus de América, entre otros. Y la realidad es que no existe un registro de cuándo es que se empezó a mostrar descontento por estos gustos de algunos seres humanos, pero si puedo mencionar que mientas la sociedad fue evolucionando y fueron apareciendo más seres humanos que trataron de entender y explicar nuestros comportamientos, nuestras creencias también se fueron haciendo más complejas.

Y es aquí donde estaría bien mencionar que como seres humanos hemos ido transformándonos, hemos perfeccionado técnicas, cambiando maneras de ser, actuar y pensar, pero al final, todos seguimos siendo seres humanos con necesidades, sentimientos y por supuesto racionalidad.

Regresemos entonces a la actualidad, ya que hoy en día existe todo un mes donde se reconoce y se festeja positivamente la diversidad de los seres humanos al rededor del mundo. Pero es este mismo mundo, esta misma sociedad y somos nosotros mismos los que nos hemos encargado de seguir criticando o no aceptando lo que sale de nuestro cuadro de creencias.

Las personas nos mostramos iguales por fuera, ya qué haciendo a un lado raza, color, religión, todos tenemos la misma importancia simplemente por el hecho de ser humanos, y lo que si podemos aceptar es que cada uno de nosotros tenemos características que nos hacen únicos, sin embargo todos compartimos una capacidad que deberíamos hacer valer más seguido, la capacidad de amar.

Y es que ¿cuántas historias de odio hacia personas con gustos diferentes a los nuestros no hemos escuchado? A nosotros, ¿en que nos afecta que dos personas del mismo sexo se amen? ¿Cómo sería el mundo si respetáramos cada manera de ser y pensar? Obviamente recordando siempre nuestros valores humanos, derechos y obligaciones.

Más allá de que exista un mes donde se festeje la diversidad sexual, habría de ser algo normal para nosotros que los 365 días del año, podamos salir a la calle sin miedo a que alguien nos ataque por pensar o ser diferentes, más allá de que existan problemas entre padres e hijos porque creen que la homosexualidad o la bisexualidad o la transexualidad es algo inapropiado o anormal, deberíamos recordar que nosotros los humanos tenemos un privilegio muy grande, es privilegio de amar.

Personalmente conozco a personas maravillosas, verdaderos maestros de vida y eminencias en sus carreras, quienes incluso me han compartido lo difícil que fue decirle a su familia que se sentían diferentes, o más bien lo fácil que fue y lo tranquilo que se sintieron al ver que su familia los apoyaba.

Y es muy fácil. Tus preferencias sexuales no te definen, te define tu historia, lo que has vivido, las veces que te has caído y te has levantado, te definen tus experiencias, tus capacidades y maneras de ver y afrontar la vida, te definen tus valores, el amor y respeto hacia ti y los demás.

Así que si allá afuera no entendemos los gustos de los demás habríamos de intentar expandir nuestros horizontes, incluso cuestionar la moral que nos han inculcado y hacernos conscientes de que como sociedad hay cosas que de plano no nos están funcionando y como individuos habrá otras que tampoco. Entonces, ¿qué podemos hacer ante esto?

Transformarnos. Recordar lo bueno, recordar lo que no funcionó y cambiarlo, pero sobre todo respetarnos.

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