Siempre en cualquier lugar, cualquier sociedad, secta, grupo, hasta con los ideales más radicales, puros y castos, existe alguien que termina por entregar a los suyos. Allí tenemos a Judas Iscariote que entregó al buen Jesús por unas monedas de oro.
O el caso de Fidel Castro que por más cartas, telegramas, señales de humo y mensajes astrales que recibió de su mejor amigo, casi hermano Ernesto “El Che Guevara”, para que le enviara apoyo mientras estaba en Bolivia, el revolucionario cubano solo se hizo de la vista gorda.
Así a través de tiempo podemos recopilar historias de traiciones y abandonos, de intereses personales por encima de los intereses colectivos. De hermandad y enemistad, todo por el tan anhelado y destructivo poder. Ilusamente, Andrés Manuel López Obrador, miles de mexicanos y yo pensábamos que eso no ocurriría en Morena, pero estábamos equivocados.
Eso es lo que pasa cuando dejan crecer a un político como Miguel Barbosa, acostumbrado a hacer y deshacer, a imponer su voluntad, a mandar y pisotear a los demás. Si no me creen, pregúntenle a los perredistas que por años se quejaron del candidato de Morena al gobierno de Puebla por mantener secuestrado a su partido, definir las posiciones y hasta el futuro del perredismo.
Y obviamente cuando ya no le sirvió el PRD, cuando vio que ya no había de donde sacarle más jugo al Sol Azteca dio el salto a Morena. Ahora en tan pocos meses, sus tentáculos y sed de poder ya empiezan a contaminar a los morenistas puros e ingenuos que se dejan tocar por el encanto y las mieles del poder y si no me creen, pregúntenle al dirigente estatal, Gabriel Biestro —uno de los primeros contaminados y tocados por el beso de Barbosa—.
Resulta que Biestro y Barbosa vieron en Alejandro Armenta “un riesgo” para su ambiciosa idea de controlar todo lo que suceda en el partido lopezobradorista en Puebla, pues al ganar el Senado se convertiría en candidato natural al gobierno del estado y sería un grave contrapeso a sus intereses personales, por lo que decidieron emprender una operación muy fina y letal contra el ex priistas.
¿En qué consistió?
A través de un reportero Biestro envió un mensaje al grupo morenovallista para decir que quería contribuir a nombre de Barbosa la derrota de Alejandro Armenta. Ofreció dinamitar desde el interior de Morena la campaña de la fórmula al Senado y negociar los términos de la campaña a la gubernatura, para que no hubiera descalabros ni guerra sucia y que “gane el mejor”.
Por supuesto, los morenovallistas con todo el colmillo largo y retorcido que tienen, aceptaron siempre y cuando la reunión o el encuentro fuera directamente con Barbosa y sin intermediarios, solo de testigos los personajes más cercano al otrora perredista y a Moreno Valle, pues sería un pacto entre caballeros.
¿Qué creen que pasó?
En cuanto el mensaje regresó a Barbosa sobre los términos del encuentro y que el grupo morenovallista pedía la presencia de éste, él se negó y abandonó por completo su plan, pues sabía que en el terreno de Moreno Valle saldría perdiendo.
Así es que si esta columna llega a Alejandro Armenta, Dios quiera que le digan que se cuide de Barbosa y su nuevo personero Gabriel Biestro, que por quedarse con el control de Morena y aniquilar a todos los que le puedan hacer un contrapeso, son capaces de todo, hasta de venderlo con el Diablo o Moreno Valle.
Y ahora dicen los que saben, que la campaña en contra de Claudia Rivera, candidata de Morena a la alcaldía de Puebla en la que piden el voto para Lalo Rivera “Lalo Sí, Martha Erika No”, salió del escritorio de Barbosa, pues ahora también la ve como una enemiga al interior de su nuevo partido político y busca defenestrarla a toda costa, a pesar de que ella lleva años en el movimiento de López Obrador y él apenas unos meses, además que se le olvidó que tanto lo criticó.
