Igual que en la elección presidencial
en Puebla la contienda es de un par:
Barbosa usa a AMLO para ganar
y Rafael opera eventos a reventar.
Pareciera que el candidato tricolor
no tiene posibilidad en la elección.
Se buscó un trabajo más provocador:
hacer la chamba sucia del ex gobernador.
Destruir la calidad moral del senador,
que se adjudica por militar con Obrador.
Que no son iguales y no tiene honor,
que no es confiable y transpira corrupción.
Eliminar la amenaza del efecto AMLO,
asegurarle a Martha un triunfo holgado,
lograr que haya un voto diferenciado
y que Morena no se asiente en el estado.
Así mientras los hombres se ensucian,
Martha Erika ni suda ni se angustia;
sumisa y dócil anda escuchando súplicas
y hasta se le cree una candidata única.
Ella no se mancha con calumnias.
Su campaña no atraviesa penurias.
Ni siquiera mira de reojo a sus rivales.
Guarda las formas y cuida sus modales.
La campaña sucia la va a fortalecer.
No la pueden atacar con su 3de3.
Los votos de Barbosa se van a mover,
pero Doger por ser del PRI no va a tener.
La caída de Barbosa puede ayudar
a ganar al Frente también la capital.
Pero ese, estimado lector, es otro cantar.
El lunes próximo nos volvemos a encontrar.
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