Las campañas traen a todo vueltos locos, no culpo a Jorge Aguilar Chedraui por andar de malas, estar estresado y pegar de gritos en su oficina. Yo, que no soy candidata, ando igual que él... pero me controlo.
El caso es que esta semana el expresidente del Congreso perdió por completo el control.
Primero porque ha andado muy malhumorado porque no logró ser lo que quería: el candidato a alcalde de Puebla por el PAN. No puede creer que Lalo Rivera, vetado como estaba por el morenovallismo, le haya ganado esa posición.
Entre ese trauma y que su campaña a diputado federal por el distrito 9 no levanta, ha perdido toda la bilis.
Sobre todo cuando recibió los resultados del sondeo en su distrito, que colocan por mucho en primero lugar al candidato de Morena, Guillermo Aréchiga.
Y es que, aunque políticamente no ha estado activo en los últimos años, Aréchiga es un gran operador electoral que además cuenta con el apoyo del magisterio para llegar al poder.
En 2010, Aréchiga presidía el partido Nueva Alianza, uno de los que acompañó a Moreno Valle en la coalición que lo llevó al triunfo al gobierno de Puebla.
Aréchiga lo tiene todo: experiencia electoral, recursos, al magisterio y, sobre todo, a la marca de mayor valor en el país: la de Morena.
Claro que le dio coraje a Jorge Aguilar que pese al tiempo y dinero invertido en su campaña no logre levantar en el distrito.
En una acción que no entiendo, el exdiputado local corrió a los voluntarios que le mandó Pacto Social de Integración, que porque se negaron a ir de "orejas" a los eventos del PRI y de Morena, pues argumentaron que ya los conocen y serían detectados de inmediato.
La campaña a diputados federales ya lleva más de dos semanas, la de los candidatos al gobierno está a punto de entrar para acaparar espacios de propaganda y medios de comunicación, con ello las posibilidades de Aguilar de lograr posicionarse en estos días se van poco a poco.
Peor ahora que se da el lujo de correr gente.
