Primero, el informe de la Auditoría Superior de la Federación revela una serie de irregularidades en las obras estrella de su administración. Las más importantes: el segundo piso de la México-Puebla y la Ciudad Modelo AUDI.
El Segundo piso va que vuela para convertirse en la obra más cara y mal ejecutada de la administración, por decir lo menos, o en un pozo sin fondo de desvío de recursos. La Ciudad Modelo seguramente será su gran elefante blanco.
Las observaciones, que casualmente llegan en pleno proceso electoral, le recuerdan que tiene una deuda pendiente que, si así lo quiere, le puede cobrar el gobierno federal priista en cualquier momento.
Aún debe solventar mil 176 millones de pesos.
Nada puede ser más preocupante que la incertidumbre de si serás electo como el ejemplo de la campaña para un gobierno panista corrupto, un ejemplo que bastante de hace falta a Pepe Meade para recuperar algo de sus puntos perdidos.
Luego, parecía que se avecinaba otra catástrofe, el candidato presidencial del PRI estuvo en Puebla para la unción de Doger.
Asistí al evento y decidí observarlo la mayoría del tiempo mientras el candidato a gobernador pronunciaba su discurso.
Sinceramente no lo vi tan animado la primera parte, la parte donde Doger habló del huachicol, la inseguridad, se veía incómodo, hasta como con algún malestar de salud, bueno, eso pensé yo.
Luego se puso mejor el discurso, Doger habló de imposición, de que Moreno Valle quiere perpetuarse en el poder a través de su esposa. No hubo aplauso de Meade, hubo una risa y volteó un poco su cabeza a la derecha, nada más.
El momento del anhelado discurso de Meade llegó, todos estaban muy animados cuando habló de frente sobre el supuesto pacto entre el PRI y el morenovallismo para dejar libre la plaza de Puebla para Martha Erika Alonso.
Dijo fuerte. claro que el único pacto es ganar la elección del primero de julio, que el plan A y el plan B es llevar a Doger al triunfo.
Habló del huachicol, habló de la inseguridad y de la pobreza.
Pero no, no habló de la imposición, de perpetuarse en el poder, bueno, no pronunció las palabras "Moreno Valle", como si se le fuera a quemar la boca.
Mucho menos el nombre de su esposa, de la candidata que va arriba en las encuestas, Martha Erika Alonso ¡así se llama! y "lo olvidó".
Y eso que el discurso de la imposición estuvo los cinco días de la gira de López Obrador por Puebla, porque él sabe que solo criticando tiene posibilidades de vencer.
El PRI también lo sabe, pero Pepe Meade no quiere.
Después de tamaño susto con la ASF, el discurso de Meade, yo creo, le dio a Moreno Valle el respiro de la negociación.
Diputaciones federales para el PRI, locales para los morenovallistas; menos lo que Morena les arrebate.
Gobernadora Martha Erika, alcalde de Puebla, Lalo Rivera.... ¿o no?
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