Luis Miguel Barbosa ya conoce el camino para apoderarse de un partido. Aplicó la misma técnica durante 20 años para mantener el control del PRD.
Inflar el padrón de militantes, reventar las sesiones con golpeadores, colocar en los cargos partidistas a personajes afines a él.
Estaba listo para repetir la estrategia con Morena, como todo pinta a que no se repetirán las elecciones y Martha Erika Alonso será ratificada como gobernadora electa, el partido sería su refugio.
No será así, sus planes se verán truncados este 19 de agosto en el Congreso Nacional de Morena.
Ahí los consejeros nacionales votarán la creación del Instituto Nacional de Formación Política de Morena, que estará integrado por intelectuales, y en donde se forjaran perfiles idóneos para ocupar las dirigencias estatales de todo el país y evitar que arribistas se apoderen del partido.
El Instituto tiene el objetivo de impedir que los priistas, panistas, perredistas, artistas, locutores y futbolistas que lograron colarse a una de las miles de candidaturas que se postularon el pasado primero de julio también se adueñen del partido.
En la lista de indeseables por supuesto que entra el experredista, exmorenovallista y exodiador de Andrés Manuel López Obrador, Luis Miguel Barbosa.
Para que este Instituto tenga tiempo de cumplir su función los consejeros aprobarán posponer un año la renovación de las dirigencias estatales en Puebla y en todo el país.
Ahora sí, Barbosa está a un paso del desempleo.
