29 de Marzo del 2024

Las dos caras de Gustavo Ponce de León

Por Edmundo Velázquez / /

CuentaHastaDiez

Si ustedes han visto —o leído en algunas notas periodísticas— a Gustavo Ponce de León, director ejecutivo de la Asociación Poblana de Hoteles y Moteles A.C., extrañamente preocupado por el tema de la trata de personas no se espanten.

Como bien dicen, lo que no suena lógico suena metálico.

El Gustavo Ponce de León le dio un ataque de tremenda honestidad.

Es más inmaculado que el Papa Francisco. O de plano se siente de esas raras aves que no manchan su plumaje.

Recientemente ha emitido una serie de críticas a los hoteleros del Centro Histórico por permitir que algunos de estos inmuebles sean utilizados para que los usuarios sostengan relaciones sexuales.

Incluso el señor Ponce de León aseguró que muchos de los administradores y dueños de estos espacios no tienen correctamente verificado que no exista trata de personas entre las paredes de sus habitaciones.

Como si él pasara motel por motel de cada uno de sus agremiados para verificar si ahí no hay prácticas de ese estilo.

Y eso seguramente no lo ha hecho en el caso del Motel Punta Palmas.

¿O no sabe que ese motel en La Diagonal Defensores de la República es el epicentro de escorts colombianas y venezolanas en el centro del país? 

Recordemos el caso de Génesis Gibson, la modelo venezolana que fue citada en el motel Punta Palmas para después ser llevada a la Ciudad de México y asesinada en otro motel del mismo estilo.

Ponce de León sabe perfectamente que en el motel Punta Palmas ocurren este tipo de citas en donde las escorts esperan y atienden ahí a sus clientes.

¿Y eso no huele a trata de personas? 

¿O por qué tanta preocupación en los hoteles del Centro Histórico si Ponce de León la permite y tolera entre sus agremiados?

Más detalles en una próxima entrega porque hay muchos agremiados quejándose de prácticas non santas del señor Ponce de León.

Porque como ya dijimos, lo que no suena lógico suena metálico

Y Ponce de León ha dejado al descubierto su doble cara.

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