Voy a usar la recontraquemada frase que dice “el miedo no anda en burro” porque ahora me es muy necesaria.
Y es que, en efecto, en la Fiscalía General del Estado tienen mucho miedo.
“Tienen mello, mucho mello”, diría Chiquidrácula.
(Para aquellos que no ubiquen a Chiquidrácula busquenlo en Google.)
O bueno, quizá “no es miedo, es precaución” —ya que hablamos con frases quemadas y demasiado usadas—.
En días recientes el Fiscal General del Estado, Víctor Carrancá Bourget duplicó su escolta.
Lo mismo hicieron funcionarios de primer nivel de las oficinas localizadas en la zona de Plaza Dorada.
Al titular de la Agencia Estatal de Investigación, Juan Luis Galán Ruiz, igual le duplicaron la guaruriza.
Lo mismo pasó con el Fiscal de Investigación Metropolitana, Gustavo Huerta.
Y al Fiscal de Investigación Regional, Jaime Huerta Ramos, también.
E incluso hasta aquellos que andan en su propio rollo, como el titular de la FISDAI, Fernando Rosales, le informaron que le pusiera doble cerrojo a su oficina en la zona de Ciudad Judicial y que no soltara a sus escoltas.
¿Las razones?
Ellos las tendrán.
O no.
Porque deben de traer la conciencia muy tranquila.
Aunque, están tomando sus precauciones tras la serie de producciones casi cinematográficas que han estado lanzando los grupos de la delincuencia organizada en Puebla.
Vaya, ni Luismi, en Netflix con tantas entregas semanales.
Los mal llamados cárteles locales —porque aún están lejos de ser una verdadera industria de la producción, traslado, venta y colocación de productos y negocios ilícitos con alcances nacionales e internacionales— provocaron que más de un funcionario le temblaran las corvas.
Para quienes no vieron los mensajes de estos grupos, todos aparecen con metralletas, florido lenguaje, capuchas combinadas y uno que otro chaleco antibalas a punto del botonazo.
Y dejaban muy en claro, todos, que iban contra aquellos malos elementos que operaban para algún bando u otro.
Así que, no por miedo, no.
No por tener intranquila la conciencia, no.
Nomás por precaución, las cabezas de la Fiscalía General del Estado pidieron ración doble de guaruras.
Los mensajes fueron reforzados tras la muerte del informante y madrina de la Policía Ministerial, Adrián Juárez, “El Charrascas”, que fue encontrado descuartizado en la colonia Bosques de Manzanilla el pasado 19 de julio.
Y pues para colmo, el 25 de julio mataron a otro hombre que se hacía pasar como ministerial para extorsionar a narcomenudistas de la misma zona, Francisco Rivera Núñez.
Y lo aventaron a unas cuadras de donde apareció “El Charrascas”. Casual.
Así que para qué le jugamos al valiente, ¿verdad?
No vaya a ser la de malas así que los meros meros de la Fiscalía tienen ahora seguridad reforzada.
Aunque “el que nada debe, nada teme”, ¿qué no?
Hablando de gente que nada debe y nada teme.
¿El Fiscal Carrancá preguntó ya a Marco Antonio Méndez Rosas —titular de la Inspectoría Metropolitana— sobre su cercanía con “El Charrascas”?
¿Carrancá no le va a preguntar a Méndez quién le expidió documentos falsos a “El Charrascas” para extorsionar y delinquir a sus anchas?
Ojalá y lo haga.
Por la tranquilidad de Puebla.
