28 de Marzo del 2024

¿Y después del cómo? ¿Quién sigue?

Por Daniel Fajardo Patrón / /

Una de las situaciones que más nos aqueja y que es un reclamo que ha llegado a los pre-candidatos, es que ya no es suficiente con el qué en sus promesas, sino lo que importa es el cómo. Incluso el tema empieza a ser utilizado ya, más como recurso que por convicción, como parte del discurso de algunos en réplica a otros.

¿Por qué el cómo no?

El antecedente más inmediato que podemos citar sobre el poco uso del cómo en el discurso político es muy sencillo, la propaganda electoral que se utiliza en México es más publicidad que propaganda, ésta propone el debate de diversas ideas buscando persuadir a partir de los argumentos más sólidos y convincentes.

En la historia de nuestro país esto no ha sucedido, pese a vivir en una era de la información, en México nos seguimos guiando por dos cosas, la imagen del candidato y la inercia de votar por el partido de siempre. Estos dos factores han sido uno de los grandes obstáculos para los modelos de candidaturas independientes y nuevos partidos, al final la mayoría sigue votando por el de siempre.

El cómo realmente no era vital para ganar una elección, y sí, de manera muy superficial se llegó a utilizar como parte de un clímax en la campaña electoral, pero siempre con reserva ya que esta acción podía ser un punto en contra por el mínimo riesgo de que, además de los intelectuales que sí cuestionaban cuando se presentaban estos argumentos, un despertar de la opinión pública pudiera hacer de este discurso un “tiro por la culata” para el candidato.

¡Un cómo sin sentido!

Sin profundizar en más antecedentes, además de que como primer planteamiento de esta reflexión deberíamos exigir el cómo en todas las campañas, hay que reflexionar de un tema más, ¿y después del cómo?, supongamos con poco o mucho el candidato nos da su cómo, este argumento en un nivel informativo, es decir en el que solamente sirve para que me entere sobre la forma en la que un candidato quiere hacer lo que promete, se convierte solamente en un qué más barroco, lo que trato de decirle amigo lector es que de nada sirve un cómo si no existe un ciudadano que haga un ejercicio de reflexión sobre esto y genere una opinión.

El cómo puede convertirse alarmantemente en un nuevo ¡qué!, en donde exista como un recurso del discurso político pero no exista ningún efecto adicional en el elector.

Tan sencillo como exigir un cambio en la manera de decirnos las cosas y solo quede en un nivel retórico.

Una nueva exigencia viene detrás de esta petición que ¡cuidado! en su momento expondremos los vicios que también tenemos como sociedad, pero hoy cierro mi columna con este pensamiento, ¡exigir algo que sabemos que nuestros políticos no quieren dar, es también una forma de solo fingir una intención de cambio social y mantenerse en una pasividad detrás de una eterna excusa!

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