Thursday, 25 de April de 2024

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CRÓNICA: El rumor que acabó con el Día de Reyes en el Centro Histórico de Puebla

- Foto: Especial

En la víspera de una de las fechas de mayor actividad comercial para el primer cuadro de la ciudad, el temor a ser saqueado –como ya había ocurrido en Aurrera de la 11 sur y avenida Las Torres–, provocó un cierre masivo de establecimientos.

Por Esteban de Jesús López / Osvaldo Macuil Rojas /

Como si se tratara del relato de Orson Welles de la novela La Guerra de los Mundos, la historia de los saqueos masivos en Puebla provocó una ola de pánico en el Centro Histórico de Puebla. Alrededor de las 18 horas del miércoles 5 de enero se esparció el rumor de que los vándalos estaban por entrar a la tradicional tienda Woolworth. A partir de ese momento todo se convirtió en un caos.

En la víspera del Día de Reyes, una de las fechas de mayor actividad comercial para el primer cuadro de la ciudad, el temor a ser saqueado –como ya había ocurrido en Aurrera de la 11 sur y avenida Las Torres–, provocó un cierre masivo de establecimientos.

Uno a uno los comercios fueron bajando la cortina de manera inaudita, por temor, los dueños de los negocios ignoraron que en las calles se encontraba la gente que les haría uno de los gastos más importantes de la primera parte del año.

En la 5 de Mayo, una de las calles con mayor movimiento del Centro, se observaba a gente corriendo de un lado a otro, mientras algunos vociferaban el saqueo de las tiendas e incluso que ya había una balacera.

El epicentro del rumor fue entre la calle Juan de Palafox y Mendoza y la 2 oriente. Rápidamente el pánico se expandió por más calles al grado de que la popular plaza comercial La Victoria cerraba sus puertas 30 minutos después.

En la 2 norte y la 11 oriente, por donde se concentra el transporte público, corrían mujeres y hombres alertando sobre el saqueo, las balaceras y los vándalos. El toque de queda había sido emitido. Los comerciantes, sin posibilidad de acceder a redes sociales, lo obedecieron sin oponer resistencia.   

Comerciantes y compradores evidenciaban en el rostro incertidumbre y miedo por encontrarse de frente a un inminente saqueo. Las calles eran puntos de reunión de desconocidos que se preguntaban qué ocurría, qué generó el caos y qué medidas debían tomar.

De ahí salieron dos versiones: la primera que unos jóvenes comenzaron a pelearse afuera de la tienda Woolworth. La segunda que alguien comenzó a gritar que ya habían empezado a atracarese mismo establecimiento.

Entre el temor de los saqueos y el recuerdo del enfrentamiento entre ambulantes y policías de julio del año pasado que terminó en una balacera, inició una estampida, calificada así por los propios espectadores que veían gente correr de un lado otro.  

El rumor arruinó el Día de Reyes, pues los ambulantes que se instalaron para vender su mercancía también decidieron retirarse sin entender qué estaba pasando.

“Cabrones, ya chingaron el Día de Reyes”, exclamó una señora ante el descontento de ver como las tiendas cerraban y con la incertidumbre de que sus hijos recibieran los juguetes que le encargaron a los Reyes Magos.

Como pocas veces se ha visto en Puebla, el Ejército rondaba en las calles y la Policía Municipal resguardaba el zócalo con todos los comercios cerrados.

Lugares emblemáticos fueron cerrando uno a uno: Plaza Puebla, La Victoria, joyerías, la Nueva España, La Plaza de la Computación y McDonalds; los portales lucían sin gente.

Una hora después del caos, el rumor seguía trasmitiéndose. Un hombre tenía a su alrededor a 20 personas a quienes les advertía que había saqueos y caos en toda la capital, que pasarían cosas similares como en el sur de la ciudad, mientras otra persona mostraba los videos desde su celular del saqueo en el Aurrera de la 11 sur y Las Torres.

–Vean Chile Poblano (una cuenta de Facebook). Ahí están los videos del saqueo. Ya viene para el Centro— exponía a la gente.

Una de los espectadores comenzó a decirle a su familia: “ya vámonos de aquí, no hay que arriesgarnos”. Las demás personas hicieron lo mismo.

El rumor cortó la actividad comercial a unas horas de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltazar. Nunca en la historia de Puebla, el 5 de enero a las 7 de la noche, el primer cuadro de la ciudad lució tan desolador. Los Reyes Magos se asustaron y decidieron regresar en transporte a su casa para no poner en riesgo la entrega de los pedidos.