Thursday, 25 de April de 2024

La nueva egoteca: La colección de Selfies

Por Betzabé Vancini / /

 

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Le denominamos “egoteca” a esa biblioteca que levanta el ego con algunas evidencias más o menos tangibles. Hace siglos, la egoteca estaba conformada por títulos nobiliarios, fotografías con famosos escritores y filósofos. Por ahí del siglo XX, la pared del ego estaba compuesta por diversos grados académicos, diplomas, reconocimientos y títulos universitarios. Sin embargo, en este turbulento siglo XXI, el enfoque del “éxito personal” dio un giro absurdo pero muy interesante, ahora la egoteca está compuesta por ‘selfies’. 

Muchos artículos circulan sobre la supuesta falta de autoestima que reflejan la gran cantidad de selfies que suben los usuarios de redes sociales a diario, incluso podríamos encontrar varias infografías, bastante lelas por cierto, al respecto. Más allá de la supuesta baja autoestima que pudieran reflejar, las selfies a menudo ponen en evidencia una realidad todavía más cruel: la soledad.

Existen diferentes tipos de selfies menos solitarias: esas que te tomas cuando estás de viaje, con tus amigos, con tus mascotas, en algún evento social que te ponen como protagonista pero que también resaltan tu entorno y a quienes te acompañan. No obstante, el exceso de fotografías de uno mismo, particularmente si siempre tienen el mismo escenario –el mismo espejo, la misma recámara, el coche, el mismo ángulo del rostro siempre- es un grito desesperado de “Mírame, por favor, aquí estoy, existo enmarcado en este espejo y en esta pared de fondo”. Este grito desesperado esconde la idea de que nadie te reconoce y por lo tanto, tienes que hacerlo tú y buscar el reconocimiento a través de los likes en redes sociales. Y si encima de la repetición del mismo ángulo de tu cara en tres cuartos, el escote, la barba o la toma en contrapicada –de abajo hacia arriba-, la acompañas con una bonita –e innecesaria- cita literaria o frase motivacional el mensaje es aún más claro: necesito que veas mi “profundidad” como ser humano, por favor RECONÓCEME, VALÍDAME.

       Esto no necesariamente refleja que tu autoestima sea baja, podría muy bien ser un caso de narcisismo clínico. Si bien la belleza es subjetiva, hay quienes creen que ‘su belleza’ debe ser mostrada y valorada por el mundo. Esto puede acompañarse de algunas ideas casi delirantes en las que personas comunes se consideran algún tipo de celebridad sólo por el número de amigos o followers que tienen en las redes. ¿Se puede ser famoso gracias a las selfies? Sí, mira a todos esos insta-stars haciéndose millonarios al recibir patrocinios por sus fotografías. Pero no nos confundamos, no cualquiera puede ser un trend-setter en esta era Milennial, se necesita proponer algo diferente, representar algo. Y, lamento decir que el cuarto desordenado, con la cama destendida, la pared de ladrillos grises, el cinturón de seguridad de tu auto o el baño de tu trabajo no están representando nada. Nada al menos, más allá de tu visión muy subjetiva de tu persona y tu apariencia.

      Si bien los estudios, los títulos académicos, la posición socioeconómica, los  lugares extraordinarios a los que viajas o la ropa de marca no te hacen mejor o peor persona, sí deberíamos pensar un poco en que la validación venga de un ejercicio más intelectual, de un estilo de vida poco ordinario o de acciones más propositivas como cuidar el medio ambiente, generar productos nuevos o tener algún impacto social –se puede tomar selfie de eso también-.

Pero, no te preocupes, si lo que deseas lograr con tus selfies de duck face es atención, nunca faltará un degenerado que las vea y lama la pantalla de su teléfono o su monitor.

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