Sunday, 10 de November de 2024

Educar a los niños para evitar el abuso sexual

Por Betzabé Vancini / /

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No hay situación más abominable en la vida y más lamentable que el abuso sexual infantil. Es una acción que supone una carga de maldad enorme con consecuencias terribles para la vida de un niño.

El dato más atroz es que cerca del 85% de los abusos sexuales a menores son perpetrados por un familiar: hermanos, padres, padrastros, tíos, abuelos. El daño que produce el abuso sexual infantil es terrible, peor aún cuando lo comete un familiar que se supone que sea alguien cercano y de confianza y a esto usualmente se suma que los padres del niño se niegan a ver a su pariente como un abusador y frecuentemente, hacen como si “nada hubiera pasado”.

Vivimos en una cultura que le da un peso irracional a los lazos familiares –nucleares y extendidos- que, sin darnos cuenta, educamos a los niños de manera que se vuelven presas fáciles para un depredador sexual. Muchos niños en México son abusados sexualmente por un familiar y después, materialmente obligados por sus padres a convivir con el abusador en eventos  o en casa “porque es familia” o porque “no van a dividir a la familia con una acusación así”, revictimizando al niño en incontables ocasiones y haciéndole sentir que su sufrimiento no tiene validez o está supeditado al vínculo familiar.

¿Qué podemos hacer para educar a los niños de tal manera que disminuya su vulnerabilidad ante los depredadores? Te doy una serie de acciones que pueden hacerse en lo cotidiano en casa:

No obligues al niño a manifestar afecto cuando no lo desea: culturalmente saludamos de beso y muchas veces, el niño no quiere hacerlo porque la persona a la que se le pide saludar le desagrada o no le inspira confianza. No lo obligues a saludar pues lo que estarás fomentando es que vaya en contra de su intuición con tal de ser “educado” y este sometimiento de sus deseos a la convención social lo hace vulnerable. Un abusador verá que para el niño o niña es común someter sus afectos a la voluntad de otros. Si sólo quiere saludar diciendo “hola” o moviendo la manita es correcto, no lo obligues a dar beso.

Enséñale que su cuerpo merece respeto y que nadie puede tocarlo si él no lo desea: esto empieza desde los hábitos de higiene cuando el pequeño ya tiene cierta independencia motriz y puedes bañarlo y pedirle que él o ella laven sus genitales con sus manitas. Recuérdale que él o ella pueden asearse solos y que si necesitan ayuda, sólo tú puedes ayudarle. Que si alguien le pide que le enseñe sus genitales o intenta tocarlos, debe hablar contigo de inmediato sin importar quién sea.

No le enseñes a guardar secretos. Los secretos suponen una enorme inversión de energía de la psique en que no “se vaya a salir” la información y esto le produce al niño un estado constante de ansiedad al que ningún niño debería estar expuesto. Enséñale a hablarte de todo y préstale atención a sus preocupaciones y a cualquier cambio en su conducta. La fuerza de los abusadores está en obligar al niño a guardar el secreto y hacerle sentir vergüenza por el abuso, como si fuera su culpa o fuera cómplice del abusador.

La mayoría de las madres se dan cuenta del abuso cuando éste ha ocurrido ya varias veces y un porcentaje alarmante de ellas decide no hacer nada por el temor a romper a su familia. Muchas personas dan por hecho que el niño miente o que es mejor no hablar de la situación porque de esta manera es “como si no hubiera pasado”, pero el precio a pagar por el niño es muy alto. Lo que el niño aprende es que debe someterse a otros, que sus sentimientos no importan, que no tiene el apoyo y amor incondicional de su mamá y que el otro familiar o conocido importan más que él.

Pon atención a su conducta, los niños que están siendo víctimas de bullying o que están siendo acosados –previo al abuso- por un depredador manifiestas signos muy claros: están ansiosos, duermen mal, se vuelven demasiado apegados, callados, comen poco y pueden manifestar el abuso en sus juegos. Habla con tu hijo o hija y de ser necesario, acude con un especialista en psicología infantil.

Como siempre, estoy atenta a tus comentarios y dudas en Twitter @betzalcoatl

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