Este es quizá uno de los refranes que más fuerza tiene en México y que usaban nuestras mamás o abuelas para librarnos de las “malas compañías” al menos por el temor a una mala reputación. Sin embargo, en las relaciones románticas también podemos inferir o saber características de una persona a partir de sus elecciones de pareja y es que, en el sentido más amplio, la pareja es un reflejo de nosotros.
Para formar una pareja se necesita cumplir con algunos requisitos indispensables que se presentan de manera consciente o inconsciente: atracción física, simpatía, valores similares, metas en común, entre algunos otros. Esto hace que la pareja se mantenga unida aun cuando sus personalidades son distintas y hasta parecen opuestos. Quizá a uno le gusta mucho el drama y el otro prefiere no discutir nunca, quizá uno es muy sociable y el otro elije siempre quedarse en casa, pero independientemente de eso, escogemos a una persona con la que sentimos que podemos crear un proyecto de vida que camina hacia el mismo lado.
Los miembros de la pareja usualmente se parecen en algunas características que no son las más notables de su personalidad, es decir, en esos rasgos que probablemente ni ellos mismos han notado pero que, al verlos interactuar como pareja, los que estamos fuera podemos distinguir en su comportamiento. Estos rasgos pueden ser muy positivos, puede ser que ambos sean trabajadores, orientados a metas, compasivos, afectuosos o que saben comunicarse de manera eficiente. Pero también los unen sus defectos y sus disfunciones. Esos “huecos” que no han notado y que los hacen permanecer juntos, por ejemplo: la mutua dependencia, la mediocridad, la inmadurez, la competencia, la necesidad de reconocimiento, entre otras muchas cosas que resultan en relaciones tóxicas.
Cada vez que tú te preguntas “¿Qué le vio esta persona maravillosa a esa persona horrible?” Bueno, pues la respuesta es simple: eso en lo que no han reparado que se parecen tanto. Así que si te gusta mucho una persona un buen punto para saber si será compatible contigo será ver a sus parejas anteriores ¿Tienen algo en común contigo? ¿Hay algo de ellas o ellos que respetes? Si la respuesta es negativa, entonces tendrías que replantearte seriamente por qué te gusta esa persona, pues muy probablemente comparte varias –muchas- características con esas ex parejas. Y si no características de personalidad, valores o metas, muy probablemente sí comparte un patrón de relaciones que puede no ser precisamente sano. Tal vez se engancha fácilmente en el maltrato y le gustan las personas que lo toleran indefinidamente, o escoge como parejas a “malas personas” que le hacen sufrir porque le viene bien el papel de víctima; quizá le cuesta trabajo tomar distancia y terminar las relaciones de una vez por todas y tiene una cadena interminable de ex con quienes “se lleva” porque siempre tiene algo pendiente.
Me despido con un par de preguntas: ¿En qué te pareces tú a tu pareja? ¿Cuáles de sus defectos y necesidades son compatibles con las tuyas?
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