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El cochinero de la SGG

Por Yonadab Cabrera Cruz / /

los Amantes del Poder

Bien dice el viejo y conocido refrán "Candil de la calle, obscuridad en tu casa" que aplica a la perfección para el secretario General de Gobierno, Diódoro Carrasco, pues ha sido tan reconocido, aclamado y aplaudido por su labor al frente de la dependencia que se encarga de arreglar los guamazos en el estado.

Lo malo es que no puede arreglar lo que sucede en su dependencia, ni calmar a Rufino Hernández, uno de sus incondicionales traído desde la meritita Oaxaca, a Lorenzo Hernández, y al buen amigo Enrique Nacer, traído desde la Mixteca poblana.

Y es que estos personajes han encarnado a la perfección al Chompiras, a la Chimoltrufia y al Botija, el orden de los factores no altera el producto. Resulta que estos amigos encontraron la manera de hacer dinero fácil, pero como ya hemos visto, lo regalado cuesta caro y alguien que cobra sin trabajar, tarde o temprano sufre las consecuencias.

Para no hacerles el cuento largo, estos tres personajes que emulan a Los caquitos, despidieron a 17 de 26 delegados de la SGG, supongo que cada sexenio o cambio de administración se acostumbra esta práctica.

Lo malo es que estos muchachos están dispuestos a denunciar todo el abuso de poder y actos de corrupción de Nacer, Lorenzo y Rufino Hernández. Incluso, están dispuestos a abordar al mismísimo Diódoro Carrasco y al gobernador Tony Gali, para que sepan la clase de "caquitos" que tienen trabajando en la SGG.

Estoy seguro que Diódoro lo sabe, pues el oaxaqueño es su incondicional y por algo lo trajo a Puebla. Y supongo que también está enterado de que los tres cobran un moche de 15 mil pesos mensuales a los delegados, quienes ganan alrededor de 35 mil pesos, es decir que terminan percibiendo un sueldo de 15 mil a 20 mil pesos aproximadamente, lo cual también es bastante oneroso.

Así es como el Chompiras, el Botija y la Chimoltrufia de la SGG pretenden hacerse millonarios con los moches de 26 delegados.

Sí, se dice fácil pero requiere de mucho cinismo,

Aunque usted no lo crea.

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