Esta vez no fue un tren.
Esta vez fue un autobús.
Todos los medios se treparon al autobús del mame.
Los medios de comunicación que usualmente olvidan de cubrir temas de la comunidad LGBTTTIQ, a menos que sea la Marcha del Orgullo —una vez al año— ahora sí la usaron y se dieron vuelo para colocarla de portada.
La historia seguramente ya la vieron por todos lados. Y la resumo:
Un grupo de (D-E-S-A-L-M-A-D-O-S) activistas pertenecientes al bloque LGBTTTIQ se atrevieron a alzar la voz en contra de miembros (I-N-O-C-E-N-T-E-S) del Consejo de la Familia que llegaban con su caravana #DejaAMisHijosEnPaz al zócalo de Puebla.
Los activistas usaron huevos y pintura para manifestarse en contra del mensaje homofóbico que esta organización de ultraderecha ha propagado por todo el país gracias a una táctica española: Un autobús plagado de mensajes recalcitrantes paseando por todo el territorio donde osan meterse con las buenas costumbres y la “familia natural”. Vaya para “informar” todo lo que suene “en contra de Dios, la Biblia, la biología”.
Bueno, hasta ahí todos nos sabemos la historia ¿no?
Sabemos que la organización de derecha se tiró al suelo. Los acusaron de violentos, armaron una rueda de prensa en el VIPS de la 31 Oriente y bulevar 5 de Mayo hasta donde los siguieron los activistas.
Aquí tenemos que admitir que sí se llegaron a extremos violentos.
Se intentó ponchar una llanta del camión y no pasó a mayores porque el autobús fue sacado de reversa del zócalo poblano.
No hubo heridos. No hubo muertos.
Vaya, ni hubo detenidos porque la protesta se realizó en un lugar público.
La Policía Municipal cuidó incluso de los miembros del Consejo de la Familia.
Pero, para los medios de comunicación en Puebla el comportamiento de los activistas fue lo único visible.
Porque su actitud fue “aberrante, ventajosa, incongruente” pues “piden tolerancia y no la dan”.
Los malos fueron los activistas porque cómo se metían “con los pobres viejitos” del Autobús de la Libertad, como dijo Arturo Rueda en Juego de Troles vía YouTube.
Alejandro Mondragón en Al Portador mencionó que resultaba “vergonzoso” cómo se manejó la comunidad gay.
El diario METRO de Reforma se quedó con un dicotómico encabezado que rezaba “Gays vs Mochos”.
“Intolerantes”, calificó Milenio Puebla en su portada con la foto principal a tres columnas.
El Universal destinó un cuarto de plana en su sección nacional a una foto con el pie “Comunidad Gay ataca autobús de la homofobia”.
“Activistas intolerantes” escribió El Sol de Puebla, igual en portada. Y de paso colocaron la foto donde una participante en la manifestación apoya un pie sobre el camión.
Y así estuvo la letanía en los medios de comunicación.
Cada que la comunidad LGBTTTIQ aparece en sus portadas en Puebla, en algunos de los espacios noticiosos poblanos es porque vendrá un comentario soez o porque fue la anual Marcha Gay y tenían alguna foto morbosa que bien puede adornar las ocho columnas.
¿Cuándo fue la última vez que un medio de comunicación documentó o llevó en portada un crimen de odio?
Les respondo. El último crimen de odio que llevaron en portada los medios poblanos (y eso, algunos) fue cuando asesinaron a la activista Agnes Torres Hernández, de quien incluso ni siquiera se dieron el tiempo de investigar su verdadero apellido porque todos usaron el “Sulca” que ella usaba bromeando con sus amigos en alusión a Wendy Sulca.
De Agnes Torres solamente les interesó a los medios gracias a su porte de Chica Almodóvar.
Las agresiones a la comunidad LGBTTTIQ son a diario y vienen de todas partes.
Y los medios no las documentan. Ni las ponen en portada. No les dedican diez minutos de un comentario al aire. Ni las toman en cuenta para su portada. ¿Verdad?
Onán Vázquez, de la organización Vida Plena advierte que solamente en 2017 se registraron tres crímenes de odio en la ciudad de Puebla e Izúcar de Matamoros.
Con la mega cobertura que recibieron los amigos de la ultraderecha gracias a los medios poblanos, se les barrieron unos cuantos puntos a los comunicadores poblanos.
La campaña del Consejo de la Familia no solamente ataca a la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Travesti, Transexual, Intersexual y Queer.
Son bien ingenuos los que creen que solamente esta comunidad es la que se debe sentir ofendida.
La campaña de la ultraderecha ataca los avances de los últimos 40 años en materia de educación sexual que los mexicanos han conseguido poco a poco.
La campaña #DejaAMisHijosEnPaz ataca a las políticas públicas de salud reproductiva.
La campaña del Autobús de la Libertad no solamente instaura un discurso de odio —que por cierto está penado por la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación—.
Atacan directamente las políticas públicas nacionales que no nacieron ayer.
Estos señores son los mismos que cabildearon a nivel nacional para bloquear la última propuesta (increíblemente, hecha por Peña Nieto) de reforma al Código Civil que permitiría la adopción a parejas homosexuales y por fin apoyaría a que las personas transgénero tengan derecho a elegir su propia identidad.
Ojalá el pleito solamente fuera “Gays vs Mochos”.
Ojalá solamente esto fuera blanco o negro.
Pero no es así.
Es lamentable que los medios de comunicación vean tan parcial la situación.
¿Hubo violencia?
Sí, claro. Violencia se respondió con violencia. Porque su mensaje de discriminación es violento, todos los días.
Y es lamentable caer en los extremos.
Pero, ¿cómo va a responder una comunidad que por décadas ha sido oprimida y encima vienen en un camión a pasearse en su cara para escupirles que seguirán cabildeando contra sus derechos?
Con flores no creo que los fueran a recibir.
Por favor, medios...
Bájense del autobús del mame y vean la foto completa.