Thursday, 18 de April de 2024

5 años de periodismo irreverente

Por Zeus Munive / /

Zeus ident

Fue en el restaurante Kamafruta de La Paz. Selene Ríos Andraca se sentó en mi mesa para anunciarme que renunciaría al periódico Cambio. Que ya estaba decidido. No quiso ahondar en detalles ni en el por qué. Son obvias las razones por las que uno se va de un medio de comunicación: o te vas para mejorar o te vas porque ya no tienes cabida en esa empresa y la tercera es que se junten las dos  anteriores.

Selene me adelantó que abriría su propio medio, pero me hizo prometer que no diría nada a nadie. Solo me dijo que quería que fuera columnista en su proyecto editorial. Al principio no sabía si aceptar o no, pues en ese momento yo escribía en Intolerancia porque recién me habían censurado de Milenio diario. Los Ventosa ya no eran los dueños de la marca en Puebla y ese diario estaba bajo la jefatura de información del director de Comunicación Social del gobierno morenovallista.

Tenía una deuda moral en ese momento con Enrique Núñez que me había abierto un espacio en su medio, le expliqué a Selene, pero ella me miró con su típica mirada chantajista con la cual era imposible negarle algo. Ella solo dijo: “tú eres de aquí. Perteneces a este lado. No me abandones”. Bajé la cabeza y respondí: “Okey. Okey, pero pinche Selene, tú me ayudas a avisarle a Núñez para que no se sienta cuando me vaya”.

Ella sonrió y dijo que contara yo con ello.

Por supuesto, eso no ocurrió, pero bueno eso es parte de las historias propias de los medios de comunicación poblanos. El lunes 16 de abril del 2012 escribí mi primera colaboración para periódico Central.

Hablar de Periódico Central es recordar a Selene Ríos. Años antes a la fundación de este diario, en 2004 para ser exactos, yo la conocí cubriendo la información que la mayoría de los reporteros no seguía.

Mientras la mayoría se apoltronaba en las salas de prensa para pasarse los audios y extorsionar diputados y funcionarios a fin de gorrear el desayuno, Selene era la reportera de las causas perdidas: ahí estaba dándole voz a los rechazados por la BUAP.

Ahí estaba persiguiendo al cura pederasta Nicolás Aguilar por la mixteca. Ahí esperando la crónica de Manuel Bartlett –aún en el PRI– deslindándose de Mario Marín en una asamblea nacional del partidazo. Ahí haciendo enojar a Enrique Agüera, cuando aún tenía bigote y era el todo poderoso en la BUAP.

A Selene nunca le temblaron las corvas, quién no recuerda, incluso, cuando los guaruras de Moreno Valle golpearon a la reportera por saltarse una cerca, en sus primeros actos públicos como mandatario.

Hablar de Central es hablar de su fundadora, del espíritu y la filosofía que le impregnó a su proyecto que ahí sigue. No, no es la frase de cómo un angelito que cuida en el cielo, no por favor, es algo más profundo. Es una escuela, es el espíritu que contagia, es esa mística que se imprime día a día.

Es luchar contra los demonios, los internos y los externos. Luchar incluso hasta contra los intereses propios.

Aunque en estos tiempos nos vemos ya rebasados por memes e imágenes, por el reguetón, por la filosofía milenial que reina en todos lados, aún existen espacios en donde se invita al debate, se mienta la madre a la autoridad, se informa, se cree y a veces hasta se cae en el viejo idealismo: eso es Central, un manual par inconformes, para irreverentes, para aquellos que todavía creen que se puede hacer algo distinto y el horror les provoca eso, horror.

A diferencia de muchos medios, Periódico Central no fue fundado ni sirve para normalizar la corrupción, ni para justificar los daños, menos para hacer copy paste de los boletines mal redactados de las dependencias públicas.

Pues como dice Taibo II en su novela policiaca Sintiendo que el campo de batalla:

"El periodismo es la última pinche barrera que nos impide caer en la barbarie. Sin periodismo, sin circulación de información, todos levantaríamos la mano cuando el big brother lo dijera. Es la voz de los mudos y el oído extra que Dios le dio a los sordos (…) Sin periodistas todos seríamos muertos y la mayoría ciegos (…)Un espacio que se dignifica porque lo compartes con los tipos más abyectos, más serviles, más mandilones, más corruptos. Y por comparación te ofrece las posibilidades de la heroicidad…”

De eso se trata Periódico Central, o por lo menos así lo he percibido durante estos primeros cinco años de vida, de los cuales me honra ser su colaborador.

En memoria a mi gran mejor amiga y a todo el equipo que formó, empezando por la periodista Viridiana Lozano, quiero decir: larga vida a Periódico Central y su periodismo irreverente. Gracias por aguantarme en este espacio como colaborador del proyecto que ayer cumplió su primer lustro.

Felicidades a todo su equipo.

 

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