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¿Qué culpa tiene el alumno?

Por Daniel Fajardo / /

La maestra de inglés estaba muy nerviosa nos confesó, la invitación para participar dando un curso de inglés en una universidad le resultaba muy atractivo, no solo por viajar a otro país sino por hacer lo que le apasiona.

Indagó previamente para conocer el nivel de sus futuros alumnos y al conocer la respuesta se llenó de pánico, poco conocía sobre nuestro país en materia educativa, pero le alarmó el nivel de inglés al que se enfrentaría. Nos compartió sentir mucho pánico y pensó seriamente en declinar ante la oferta.

Los alumnos mexicanos llevan inglés en su mayoría desde el jardín de niños, en su totalidad desde la primaria, si sumamos los años que se cursan desde este nivel y hasta la llegada a la universidad, tenemos 12 años en total. La maestra se preguntaba ¿qué podría enseñarle a chicos que llevan 12 años estudiando una lengua?, ¿serían clases a nivel doctorado?, ¿la universidad es solo la parte final para apretar algunas tuercas y formalizar la excelencia en este lengua?...

El final de la historia es muy trágico, la maestra se arma de valor, llega a México y descubre que en 12 años de trabajo en una lengua la mayoría de los estudiantes aun confunde "el verbo to be”

Realidad

No solo es el asunto del inglés, México ocupa los peores lugares en muchas otras áreas como lectura, matemáticas, solo por mencionar algunas. Llamamos peores porque simplemente para una secretaría con presupuesto y con capital humano especializado, haciendo una analogía con el fútbol, con estos resultados es difícil entender ¿por qué sus directivos se mantienen al frente de un proyecto a la deriva y sin dirección? y ¿por qué no llamar a este resultado como debe de ser? ¡un fracaso!

No hay mucho que darle vueltas al asunto, sean cual sean los argumentos que se nos puedan presentar los resultados son fríos y claros. De nada sirve hablar de procesos y trabajo cuando los medidores nos muestran la realidad.

Reflexión

Es verdad, por una parte el gran paradigma que se debe romper para usarlo como salvavidas en esta situación está en el alumno y el proceso de auto aprendizaje, motivar la curiosidad por conocer y brindarle a ésta herramientas como metodologías de la investigación, serían el grito de safe (haciendo una analogía con el beisbol) que la SEP podría tener ante las carencias en planeación efectiva y por lo menos el alumno por sus propios recursos pueda completar su proceso mediante un trabajo de auto aprendizaje, además de darle su papel como un sujeto activo en este proceso, pero la realidad es que estamos lejos de que esto ocurra por lo que la reflexión recae con todo el peso en el sistema educativo mexicano.

La deficiencia de los estudiantes universitarios nos habla de lo poco efectivo que son 12 años de educación, deficiencias en habilidades de comunicación, lectura, matemáticas, valores, solo por citar algunas, nos hace pensar ¿qué pasa en esos 12 años?, ¿qué ocurre con la efectividad de los programas y la planeación?, ver a la educación como una inercia en la que el alumno debe avanzar al siguiente nivel sin cubrir satisfactoriamente uno es simplemente una educación a medias, y cuando este conocimiento debe ser usado en niveles superiores y no se tiene, nuevamente se avanza por inercia, el ejemplo de la anécdota con la que iniciamos esta columna es la mejor representación para ilustrar lo que ocurre en muchas materias, creo las autoridades en esta área deben olvidarse de tanto discurso y simplemente mirar la realidad de lo que se consigue en 12 años de trabajo con los alumnos y evaluar ¿en dónde está el problema?

La respuesta por supuesto que no es un enigma, ha faltado valor para tomar las decisiones correctas en un proceso de reingeniería que lamentablemente está detenido por una visión a corto plazo, que se traduce en planes a 6 años y que al iniciar una nueva administración serán borrón y cuenta nueva, implementar una acción, ensayo y error, reflexionar que pasó y heredar el problema al siguiente turno.

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