Que levante la mano la que no se haya llevado un pequeño susto al contemplar su maquillaje a la luz del día. Lo que en el cuarto de baño parecía un rostro unificado con su tono rosado en las mejillas y su mirada ahumada se convierte con otra iluminación en una tez anaranjada aderezada con dos brochazos mal puestos en los pómulos y otros dos en los párpados. La solución podría ser acicalarnos con luz natural o probar como sería el resultado con la imposible fosforescencia del ascensor o el metro. Pero ni es práctico maquillarnos en la terraza ni es factible cambiar la iluminación del aseo por arte de magia. ¿Qué tal si inventamos un espejo capaz de hacerlo? Eso debieron pensar los creadores de Wide-View Sensor Mirror, un espejo de alta tecnología capaz de simular la luz natural.
El aparato, de la firma especialada en gadgets para el baño y la cocina Simplehuman, cuesta 400 dólares (unos 350 euros), tiene el tamaño de una pantalla de ordenador y dos paneles laterales para cubrir todos los ángulos. No es precisamente barato pero sí bastante práctico y fácil de usar. Es inalámbrico y basta con cargarlo durante la noche para poder usarlo durante unas tres semanas –aunque eso depende del tiempo que cada uno pase frente a él, claro–. Está equipado con dos paneles que se iluminan, proporcionando al instante una luz similar a la solar (incluso si en la calle hace un día de perros o es de noche). Hasta aquí resulta interesante pero puede que el precio no quede justificado.
Lo más innovador del invento es que tiene conexión wifi y viene con una aplicación. Esta app permite configurar el espejo eligiendo entre los cinco modos de iluminación predeterminada establecidos: soleado, nublado o ‘luz de vela’, entre otros. Además permite la opción de crear nuevos modos para ajustar las cualidades a distintos ambientes como la oficina. Basta con enseñarle a través de la app un selfie disparado en el lugar que quieras registrar para que el espejo capte la luz y la reproduzca. No le falta detalle: también parpadea para avisarte de que se acerca la hora de salir de casa y se gira cuando estás demasiado cerca gracias a un sensor de movimiento. Un espejo inteligente en toda regla.
“La aplicación de Simplehuman es la única cosa que hace que el producto realmente valga la pena. Si eres de las que se aplican el maquillaje de manera muy precisa diariamente, este espejo puede ser una buena inversión. Pero para alguien como yo, que tiende a ponerse el maquillaje deprisa y corriendo, no merece la pena desembolsar esa cantidad. Asomarme a la ventana no supondría un problema para mí”, concluye tras probar el aparato Mi-Anne Chan, editora de Refinery 29. Quizá solo le falte responder a aquello de “¿Quién es la más guapa del reino?” contestando “tú” para que paguemos a gusto los 400 euros que cuesta.