Pasarle jabón en las duchas a un barbudo, comer helado lo más sexy que podamos, tener un orgasmo con solo manejar nuestro auto, aprender a dar ‘spanks’ y hasta tomarnos selfies de pene. Estos juegos llevan el homoerotismo a un nuevo nivel.
El creador de estas joyas eróticas es Robert Yang. Desarrollador independiente, académico y egresado en estudios de literatura inglesa. Cada pieza de Yang viene acompañada de algún manifiesto de porqué llegó a hacerla. En su blog podemos seguir la realización, programación y hasta psicología de cada juego.
1. Hurt Me Plenty: Nalgadas virtuales en la oficina.
‘Hurt me plenty’ es un juego para poder darle golpes de palma en el culo a un sumiso virtual. El spank es una práctica de azote muy frecuente dentro del mundo BDSM (Bondage Disciplina Sado Masoquista). Pero como en todo juego, acá lo más importante es el consenso.
De hecho al lado de nuestro avatar podemos ver un poster que dice “All power exchange has to be negotiated!” que significa que todo intercambio de poder (relación amor-esclavo) necesita ser negociada.
Nuestro sumiso espera de rodillas nuestros golpes a fuerza de sacudón de mouse o leap motion. Y como es muy probable que inundados de frenesí erótico liberemos nuestra bestialidad, para eso está la SAFE WORD. Como en toda práctica BDSM cuando se diga la palabra acordada deberemos detenernos.
Ya sudados y excitados con el mouse casi prendido fuego quizás nos excedamos en daño hacia las posaderas de nuestro esclavo. Si lo lastimamos tendremos que acariciarlo, empatizar y si eso no alcanza, el mismo juego nos prohibirá volver a spankearlo por un tiempo.
Robert Yang acompañó el lanzamiento de este juego con charlas sobre la violencia, intimidad y el consenso que comparte en su blog.
2. Succulent: Es tiempo de chupar.
‘Succulent’ es otra pieza donde las acciones cotidianas se cargan de erotismo. Entonces ahora nos tocará guiar la mano de un lumbersexual lamiendo un helado de paleta.
La atmósfera está cargada de tensión sexual y con dos sidekicks que irán aprobando nuestro accionar, acariciándose y asintiendo cada vez que el helado haga garganta profunda.
Si bien el juego no es pornográfico, no es muy recomendando jugarlo en el trabajo. Es que probablemente nos generé algo de excitación y sería muy embarazoso tener que explicar esto a algún compañero o a nuestro jefe.
3. Stick Shift: Ese momento en que descubres que tener sexo con tu automóvil es posible… y divertido.
‘Stick Shift’ nos propone trasladar nuestra pulsión sexual a objetos que despiertan tantas pasiones como lo puede hacer un compañero de apareamiento. Y por eso nuestro automóvil tranquilamente puede excitarnos, pero claro, en este caso lo hacen bastante literal.
Yang plantéa que una manera de tener sexo es ver sexo en todas partes. Es por eso que desarrolló este juego donde el tercero en discordia no es otro humano sino un vehículo.
A David Hasselhoff le gusta esto.
Y si esto suena retorcido y bizarro, es una buena ocasión para aprender una nueva palabra: mecafilia. Esta parafilia consta de una orientación sexual que se caracteriza por el exacerbado amor y atracción sexual por las máquinas como bicicletas, motos y claro, especialmente autos.
4. Cobra Club: Feliz como Narciso con High Definition.
En la era de las selfies hay una categoría muy popular dentro del mundo cibernético de amor entre hombres: la ‘cock selfie’.
Y con la intención de “democratizar” esta práctica, Robert Yang desarrolló Cobra Club, un juego donde hasta las personas sin pene puedan compartir sus falos de diseño.
El objetivo es crear nuestro pene modificando su color, grado de erección, la luz que usemos y demás factores que puedan llevarnos al éxito. Luego nos tocará interactuar en chats seteados por el simulador para comprobar si nuestra pieza tiene buena recepción. Pimp my cock.
5. Rinse & Repeat: que no se caiga el jabón.
La última creación de Yang se mete en la camaradería, el morbo y el instinto voyeur de las duchas de los vestuarios. La confianza y el bromance (brotherhood + romance) que permite que un hombre le pida a otro que le pase jabón por esos lugares donde él no llega, encienden este simulador.
En ‘Rinse & repeat’ las duchas están en calma hasta que aparece él. Con gafas oscuras mientras se ducha (¿?) irá proponiendo y llevando el éxtasis al punto de hacer aparecer bolas de boliche y música sensual.
Alerta spoiler: en este video llegan hasta “el final”.
Todos los juegos de Robert Yang están disponibles para ser descargados pagando lo que gustemos/podamos y también de manera gratuita.
Ahora sí, descarga y diviertete.