Se tenía programado el arribo del avión que transportaba al club de fútbol Chapecoense el lunes en la tarde, pero una serie de errores comenzaron a ocurrir hasta que se dio la noticia de que la nave se había estrellado contra una montaña.
El avión Airbus 320 despego en el aeropuerto de San Paulo y por una desautorización de la autoridad aeronáutica brasileña tuvo que hacer escala en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, donde realizaron un cambio de nave a una de vuelo limitado.
Los aviones de tipo 320 tienen una autonomía de vuelo de más de siete horas pero la Agencia de Aviación Civil (ANAC) de Brasil obligó a la delegación a utilizar un Plan B, en esta ocasión utilizaron una de la empresa de chárter Lamin (Línea Aérea Mérida Internacional de Aviación).
Horas después partieron desde el Aeropuerto Internacional Viru Viru, de Santa Cruz en un avión RJ100 de fabricación británica de los años 1990, diseñado para cubrir distancias cortas.
El avión estaba al mando del capitán Miguel Quiroga, dueño de la empresa de Charter, que hace 18 días transportó la selección argentina desde Belo Horizonte a Buenos Aires, después de haber participado en las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018.
Expertos en seguridad aeroportuaria explicaron cómo es que está aeronave fue empleada para cubrir la distancia de 2,265 kilómetros.
Las fuentes consultadas coinciden en recordar que hace unos veinte años aviones como estos fueron devueltos a sus fabricantes.
“Los protocolos de seguridad aeronáutica plantean que una aeronave debe tener suficiente combustible para llegar a su destino, pero también para experimentar una espera eventual y además para ir a aeródromos alternativos, en caso de presentarse una emergencia”, expresó un directivo de la Aeronáutica Civil de Colombia.
En el aeropuerto de Rionegro se reportaron diversos problemas en algunos de los vuelos, recibieron el reporte de emergencia del avión Airbus 320, pero le fue negado porque la nave de la aerolínea Viva Colombia venía de Panamá y reportó fuga de combustible logrando aterrizar sin más problemas.
Mientras tanto el RJ85 de Lamia, que llegaba con el combustible justo quedando en espera hasta recibir la orden de aterrizar o trasladarse a una aeródromo cercano.
Los especialistas indicaron que el piloto debió reportar de manera inmediata a la torre de control su situación, para solicitar la ruta más rápida para aterrizar en el aeropuerto de destino.
Al no reportar la falta de combustible a los controladores el error fue más grande ya que se apagaron los generadores por la falta de gasolina, esto explica por qué no explotó el aparato al desplomarse en el agreste cerro El Gordo.