Saturday, 20 de April de 2024

Cultura

"El comienzo del tiempo", cine mexicano de buena factura

- Foto: Especial

Más allá del cuidado físico que algunas personas requieren, la vejez nos recuerda a la infancia o juventud porque en muchas ocasiones lo único que los ancianos piden es tiempo

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Retirarse. Convertirse en abuelos. Disfrutar de los años dorados en compañía de nuestros familiares y amigos. Recordar la juventud con alegría. Estos son los ideales de la vejez a los que la mayoría aspiramos. Es una promesa que nos han hecho tanto el cine como otros medios. Sin embargo, en un mundo inestable como en el que vivimos, en donde nunca se sabe ni cómo ni cuándo ocurrirá la siguiente gran crisis financiera, pensar en una vejez tranquila en la que no se trabaja y únicamente se disfruta a los nietos es prácticamente imposible.

La vejez se ha retratado muchas veces como una segunda infancia o juventud (pensemos en Cocoon de 1985 o en Elsa & Fred, 2005) y, bajo la mirada del director mexicano Bernardo Arellano, nos queda un poco más clara la razón por la cual en ocasiones se le ve así. Más allá del cuidado físico que algunas personas requieren, la vejez nos recuerda a la infancia o juventud porque en muchas ocasiones lo único que los ancianos piden es tiempo. Tiempo para escucharlos, para apapacharlos, para ayudarlos a dar pasos, o simplemente para estar con ellos. La mayoría de los adultos mayores muchas veces viven de la ilusión de que sus familiares los irán a visitar y rescatarán aunque sea por unas horas de su soledad –al igual que algunos niños, quienes anhelan que sus padres pasen con ellos más tiempo–. Pero también los ancianos se entregan a todo con mayor facilidad y sin temores porque saben que es poco ya el tiempo que les queda.

Y es justo por este retrato tan acertado de la vejez y sus desventuras que la película ganó el premio al Mejor largometraje en el Festival Internacional de Cine de Beijín en 2015 y ha sido bien recibida por la crítica internacional.

Al igual que en Amour (Michael Haneke, 2012) y Love is Strange (Ira Sachs, 2014), filmes en las que personas de la tercera edad deben enfrentar situaciones extremas ya sea por enfermedad o falta de recursos económicos, los personajes principales de El comienzo del tiempo, Toño y Bertha, deben encarar problemas financieros y estar dispuestos a todo con tal de sobrevivir. Los personajes de las cintas de Haneke y Sachs están interpretados por actores del calibre de Emmanuelle Riva y John Lithgow, quienes han dejado su huella en los anales del cine y televisión internacionales. Los protagonistas de El comienzo del tiempo, por el contrario, inician su carrera actoral a los 90 años y con esta cinta.

Y es posiblemente por elegir actores no profesionales que la película se siente tan honesta. Antonio Pérez Carbajal, quien interpreta a Antonio, y Bertha Olivia Ramírez, quien hace las veces de Bertha, llevan a la pantalla la inocencia de aquellos ancianos que prefieren creer que las cosas siempre van de tener un final feliz, a pesar de que el mundo les diga lo contrario. Su candidez y sus voces nos llevan a esas entrañables tardes de domingo con los abuelos y nos recuerdan también que su generación, aunque ya va “de salida”, no se da por vencida tan fácilmente como la generación actual.

Para enfatizar el contraste generacional el director introduce un personaje más: el nieto perdido de Toño y Bertha, a quien no han visto en más de una década porque su hijo desapareció tras dejarlos con una deuda brutal. Es la figura de este joven, sin embargo, la que sacude más al espectador, pues es quien nos muestra hasta dónde ha llegado el sinsabor de aquellos que apenas inician una carrera y se dan cuenta de que faltan tantas oportunidades que se derrotan aún antes de comenzar. Es esta presencia quien nos muestra la gran brecha generacional que existe entre aquellos que a los 90 años siguen luchando y aquellos que a los 20 no quieren hacer nada más que estirar la mano. También la que nos recuerda que los viejos tienen mucho que enseñarnos.

A pesar de que algunos diálogos se sienten inacabados, Arellano demuestra una sólida voz como director en  esta película que, esperamos, la abra puertas para el financiamiento de proyectos futuros.

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