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¿Se acabó el negocio en San Miguel?

Por Edmundo Velázquez / /

 El nuevo sistema de justicia terminó no solamente con el hacinamiento de los reos.

Sí, está cambiando con la idea de justicia que tenemos en México.

Modificó la añeja forma inquisidora en que se perseguía a quienes probablemente habían cometido un delito.

Ahora exige que los abogados, jueces, ministerios públicos y hasta los medios de comunicación tengan que poner atención y se capaciten.

Y está provocando una serie de efectos colaterales.

Por ejemplo dentro del sistema penitenciario.

Por lo menos en el Penal de San Miguel pareciera que está terminando con los negocios.

Y atenta contra las carteras de algunos.

La semana pasada pude entrar nuevamente al centro de reinserción social en la capital de Puebla.

Un interno, Eduardo Flores, solicitó una entrevista a PÁGINA NEGRA para hablar de lo que realmente se encontraba detrás de los tuits que supuestamente envió Eulalio Flores Infante, “El Michoacano”. 

Con Eduardo Flores, uno de los reos que mantiene un negocio de renta de mesas allá dentro, platiqué casi una hora en el área de control del penal.

Y él me contó que las cosas se están poniendo feas entre aquellos que tienen los negocios.

Sobre todo porque existen otros reos que ahora también ambicionan las concesiones de venta de algunos productos dentro del penal.

Hablamos de los negocios lícitos. Porque los otros también están a la orden del día.

Y para muestra basta con el aroma a marihuana que inunda todo el patio del penal de San Miguel, en cualquier día de visita.

Pero volvamos al punto, sobre lo que me comentó Eduardo Flores, los negocios lícitos en el penal.

Desde que entró el nuevo sistema de justicia las cosas dentro del penal han cambiado.

Ahora solamente ingresan a los penales aquellos delitos que merecen prisión preventiva.

Entre los cuales  se encuentran aquellos presuntos involucrados en delincuencia organizada, homicidio doloso, violación, secuestro y trata de personas.

También ingresan quienes cometieron actos violentos con el uso de armas y explosivos, así como delitos contra la seguridad nacional, el desarrollo de la personalidad y de la salud, según el artículo 19 de la Constitución Mexicana.

Esto ha comenzado a lesionar los intereses de algunos…

Antes, la zona de Estancia de Ingreso, a donde llegaban todos aquellos presuntos responsables de cometer delitos graves, se encontraba atiborrada.

El negocio era perfecto para aquellos que vendían de todo, desde refresco hasta agua potable. 

El último mes en que el sistema penal inquisitorio, el antiguo, estuvo vigente, en el mes de mayo del 2016, en Estancia de Ingreso estuvieron por lo menos 300 personas.

Para julio las cosas ya habían cambiado.

Solamente ingresaron 80 personas a Estancia de Ingreso.

Los “micro empresarios” dentro del penal se encontraban en riesgo.

Obviamente, con la entrada del nuevo sistema de justicia las cosas iban a cambiar. Pero no pensaron que tanto.

Según cuenta Eduardo Flores, los negocios que tienen en San Miguel son totalmente lícitos y se aprueban gracias a un Consejo Técnico que evalúa desde su comportamiento hasta su estatus familiar para aceptar las concesiones de tlapalerías, tiendas, restaurantes o cafeterías.

Los internos con dinero invertido advierten que jamás se han hecho ricos con las concesiones, pero sí aseguran que temen que otros reos estén detrás de estos negocios porque en una situación de oferta y demanda, los precios se encarecerán.

¿Pero por qué tanta preocupación si realmente no se han hecho ricos con las concesiones?

Los miembros de este micro grupo de “empresarios” en San Miguel incluso solicitan a la dirección de Centros de Readaptación Social y al Secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida, que aumenten los días de visita para que por lo menos nivelar sus entradas económicas.

Desde tiempos del ex secretario Facundo Rosas se les recortaron dos días de visita entre semana a familiares y abogados.

Así que sin reos ni visitas, no hay negocio.

Y también, un interno con mal historial no puede poseer una concesión.

Esto, según Eduardo Flores, desató que algunos reos utilizaran Twitter para inmiscuir a los propietarios de concesiones y así  les fueran arrebatados los negocios.

¿Le creemos?