Thursday, 25 de April de 2024

Milenio, la candidata y la censura

Por Zeus Munive / /

¿Alguien sabe qué le pasó a Pablo Ruiz, director de Milenio Puebla?

Misteriosamente lleva dos semanas que no aparece su columna en el rotativo.

Claro, sí, pensó usted bien: esto fue después de que se dio a conocer en ese medio las 41 casas blancas propiedad de Blanca Alcalá y que el reportero Iván Tirso documentara cómo está conformada la empresa que administra una gasolinera de la que también es dueña la candidata priista a la gubernatura.

Existe un rumor que corre en los pasillos de los medios de comunicación y es que Rogelio Cerda, delegado del CEN del PRI, así como la candidata se quejaron amargamente con los líderes de su partido a nivel nacional.

En el Comité Ejecutivo Nacional, por su parte, se fueron a acusar con los directivos de diario Milenio y exigieron equidad en la información y armaron un verdadero pancho.

Incluso se ha dicho, situación que no ha sido posible confirmar, que pidieron la cabeza tanto de Ruiz como de Tirso.

En el mismo correo del rumor llegó la especie de que tal fue la regañiza a Pablo Ruiz y a Tirso por parte de los directivos que se especula que iba el mensaje de solicitar las cabezas de ambos periodistas por la candidata y por los líderes del PRI locales y nacionales.

Entregar ahorita una cabeza sería un símbolo de cerrazón y autoritarismo, no obstante, que no escriba Pablo Ruiz su columna en todo este tiempo se podría interpretar como un castigo sugerido por el Revolucionario Institucional, ya que en plena campaña electoral que un periodista no escriba, no es un buen síntoma.

En este momento hasta una enfermedad es censura. Y lamentablemente, en política, lo que parece es.

Percepción es realidad, para ser más claros.

En fin, no es de extrañarse esta actitud del PRI local, durante esta campaña, la candidata, el dirigente estatal de ese partido, Jorge Estefan Chidiac, así como el coordinador de la campaña, Alejandro Armenta Mier, se han dedicado a señalar a los medios como responsables de que Alcalá va tan abajo en las encuestas.

Una locura, por supuesto, exceso de soberbia, de no ver la realidad, de miopía o ceguera. Dicen que eso de culpar a los medios lo repiten como un mantra.

Desde el inicio de la contienda, Estefan se ha dedicado a confrontar a la prensa que le resulta incómoda. No es nada nuevo, provienen del marinismo y no hay que olvidar que el estilo personal de gobernar de Mario Marín era confrontar a las voces discordantes. Fueron muchos medios los señalados por el exgobernador, pero el caso más escandaloso fue Lydia Cacho al encarcelarla para proteger los intereses personales de un empresario libanés.

Blanca Alcalá maneja una doble moral. Por un lado se quiere presentar como una candidata pura y “blanca”, por otro lado hemos visto que no lo ha sido y que es inexplicable su enriquecimiento.

Ella calificó como guerra sucia y como infundios, al inicio, a los reportajes presentados tanto por Periódico Central como por Milenio. Periódico Central, hizo una defensa de los señalamientos. Milenio hizo mutis. Llamó la atención que a pesar de tener documentadas las propiedades no reportadas en el tres de tres de Blanca Alcalá, su director Pablo Ruiz desapareció o escondió la cabeza, ante las acusaciones tan serias.

¿Fue acaso censura?

¿Fue un quítame estas pajas?

Ojalá y no.

Ojalá y solo sea un maldito rumor que corre en los pasillos periodísticos y que una gripa envió a Ruiz a su cama, porque en caso contrario, solo se confirmaría qué los periodistas o los que no concuerden con Alcalá, en caso de que ella ganara la elección, serán perseguidos.

Censura, tras censura, tras censura.

La tolerancia y la apertura a la crítica no está en la cancha del PRI. Quizá por eso no han sabido cuestionar a su oponente Rafael Moreno Valle, porque a veces cojean del mismo pie.

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