Thursday, 18 de April de 2024

Los últimos días

Por Zeus Munive / /

Las cosas son así. 

La vida es así. 

Todos se apuestan por determinado futuro, pero el destino siempre juega una trastada. 

Y es que la vida es así, ni modo. 

Los priistas dijeron después del siete de julio pasado que la elección del 2016 la tenían en sus manos y generaron un clima de confianza. Dijeron que ahora sí el presidente Peña Nieto iba a intervenir y no permitiría perder la elección como en el 2013, cuando jugó Enrique Agüera.

Mario Marín salió del agujero en el que se había escondido y se comenzó a placear en público. 

Se subieron al ring más de cinco aspirantes, aunque solo tienen posibilidades dos. Y ese clima de confianza se quedó en eso, porque hace unas cuántas semanas los secretarios de estado han venido a respaldar al gobernador Rafael Moreno Valle. 

El clímax fue cuando el aspirante a suceder a Peña Nieto vino a Puebla hace una semana y arropó a Moreno Valle. 

La vida es así, ni modo. Mientras unos tienden a subir, otros nomás suben a tender.

Ahí vemos a los priistas criticando al gobernador y a su partido, pero en cambio vemos otra realidad, una actitud de alianza entre el gobierno federal y el gobierno estatal. 

Eso ya está permeando entre los aspirantes del tricolor.

Se percibe una división interna profunda. 

Cada que se reúnen los precandidatos no invitan a todos mostrando una  fisura interna. 

Y la confianza ganada a mediados de año se ha visto eclipsada por la incertidumbre y el nerviosismo, porque por un lado vemos a los seguidores y porristas de Manlio Fabio Beltrones con actitud de excesiva confianza y por otro vemos a los empleados de Peña Nieto con actitud protectora al mandatario poblano. 

Vemos dos caras en la misma moneda, a Manlio y a Osorio Chong -como el jefe del gabinete- con dos líneas distintas. Existen priistas que aseguran que Manlio buscará operar con todo en Puebla por sus aspiraciones presidenciales.

Lo cierto es que también la versión de que en Los Pinos podrían dejar esta elección del 2016 y concentrarse ya solo en el 2018, dejar que en Puebla gane el mandatario con la intención de crear un hartazgo que sume al PRI. Ufff, eso sólo es en el terreno de la especulación.

Lo cierto es que los secretarios del gabinete no ven mal al gobernador poblano. Y si ellos no lo ven mal que son empleados, el amo del circo tampoco lo ven mal. 

Por eso la incertidumbre de muchos. Por eso el nivel de desconfianza. Por eso el PRI está como en la revolución del siglo pasado ya nadie sabe para quién trabaja ni por quién pelea. 

La vida es así. 

Y así nos toca vivir.

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