Lo que ocurrió ayer con el registro ante el PRI de Blanca Alcalá sólo confirmó que la contienda será muy competida. Cerrada. Vamos, ya sé que lo han leído hasta el cansancio, y hasta los protagonistas lo han dicho. Perdón por volverlo a escribir, es que hay que recalcarlo.
Espérese, no se vaya, no le dé click al botón rojo de su Mac o equis a la de su PC, aguante. Aguante tantito, de todas maneras, ya la abrió, pues pásele a lo barrido a ver si coincide aquí con su servilleta.
No, es en serio, sí va a ver leña de dónde cortar. No, no será una “campaña blanca”, es decir, tersa o suavecita. No. En esta ocasión habrá de todo: críticas, sombrerazos, golpes bajos y muchos ganchos al hígado. No será como la torpe elección de Enrique Agüera (que Miami, sus restaurantes y sus millones de pesos lo tengan en su santa gloria).
Tampoco hay que cantar victoria de uno o de otro bando, todavía. Blanca Alcalá se puso los guantes y respondió a las críticas que le lanzara su principal oponente, Tony Gali, en su último informe de gobierno como presidente municipal, el lunes de la semana pasada.
Será, eso sí hay que decirlo, una guerra de estructuras. Una elección bipartidista de votos duros. Nadie puede decir que será una elección de Estado, porque de ambos bandos hay padrinazgos. Por el lado de Tony es claro el apoyo incondicional de Rafael Moreno Valle y por el lado de Blanca, además del senador Emilio Gamboa, el asesoramiento del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Así que en ambos casos hay estructura gubernamental en juego.
Lo que juega en contra de Alcalá es que sus cuadros no la traicionen, situación que podría ocurrir, ya que es sabido que muchos de los priistas han recibido favores y apoyos del lado contrario. Si no se gastan la lana entre ellos y van de la mano con su abanderada. Sino bloquean los propios priistas y se venden por sus 30 monedas pueden ganar en las urnas. Los priistas, ya lo vimos, son unos expertos en eso de la traición.
Si la economía no le pega en lo micro, ya la hizo, porque en caso contrario, si es cierto lo que venden los analistas de economía que advierten un huracán en las finanzas del país, pues sin duda habrá voto de castigo para la candidata Blanca.
En el caso de Tony es mandar un mensaje distinto al de su grupo, es decir, conciliador, cercano, renegociar con la estructura panista tradicional (Yunque) que si bien ya no son muchos votos, pero estos suman y así como está la situación de cerrada un voto vale muchísimo. Necesita abrir los canales de comunicación con propios y extraños y dar a entender que si gana la gubernatura él será quien dirija el estado y no otro.
Tony deberá sentarse con amigos y enemigos. Y que algunos de sus correligionarios y voceros ya no manden mensajes de soberbia o el “lo vamos a bloquear o le vamos a partir la madre a…” porque eso en vez de ayudar, entorpece. Suena fácil, pero no, no lo es. De hecho, en eso consiste la política ¿o no?
Los demás aspirantes serán de chocolate. Hasta los independientes, pues estos carecen de discurso. Ricardo Jiménez, por ejemplo, no dice nada, sólo que le junten firmas. Podrán estar muy bonitos sus spots, pero no dicen absolutamente nada. Es como una coca Light: no engorda, pero tampoco quita la sed (y a la larga si engorda).
Ana Teresa Aranda, por otra parte, tiene muchos enemigos en el PAN que ella misma hizo. Los que la conocen bien no se la compran aún con discursos incendiarios. La intención de ella no es ganar, sino vengarse. Y ya lo dijo Michael Corleone: “no odies a tus enemigos… afecta tu razón”. Ella juega a una campaña de odio, no de contraste.
Las redes sociales ya comenzaron a hacer su labor de ambos bandos (PRI-PAN). La guerra sucia está en Facebook y en Twitter. Lo cierto es que el ciudadano de a pie casi no le entra a ese tema. Son los militantes y simpatizantes de ambos partidos quienes están alimentando. Los bots ya no sirven de mucho, son fáciles de detectar y eso sólo es círculo rojo.
La gente en las redes está más preocupada por las mujeres muertas y desaparecidas, en los últimos días. Y por subir memes contra todo tipo de políticos: desde el presidente Peña Nieto hasta el gobernador. O sea ahí la cosa es pareja. Tampoco vale mucho la pena detenerse a leer las críticas porque los guerrilleros de Internet sólo son en la nube, el poblano, en general, es muy apático.
En junio ganará quien mueva más estructuras, quien conquiste más grupos sociales, quien convenza y quien logre mover al mentadísimo voto switcher o golondrino. El problema es que como marcas, ese voto no comulga ni con el PRI ni con el PAN.
¿Van a estar buenos los chingadazos? Sí.
¿Va a ver presiones? También.
¿Va a ver compromisos que no cumplirán? Bueno, eso es obvio.
¿Habrá contraste? Claro que lo habrá.
¿Compra de votos? De ambos bandos. Ninguno es un santo, no la chiflen que es cantada.
¿Usarán a Mario Marín para denostar a Blanca Alcalá? Hasta el fin de los tiempos.
¿Los priistas se irán contra Moreno Valle? Iguanas ranas.
¿Pegará en el ánimo de los electores? Como es de votos duros, quién sabe.
¿Habrá voto oculto? Sí y ese determinará al ganador.
¿Habrá lana? Ufff, hasta por debajo de las piedras. La movilización de ayer del PRI sí costó unos cuántos millones, no se hagan.
Por eso la elección es de votos duros. Porque lo de ayer sólo fue voto duro. Gali también va con voto duro. Así que como dirían los romanos en los libros de Ásterix el Galo: alea jacta est.