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Entre discursos y la inseguridad

Por Zeus Munive / /

Como diría el poeta: no lo sé de cierto, lo supongo.

 En la ciudad de Puebla, no lo sé de cierto pero existe la percepción de que ha aumentado la inseguridad en las calles, plazas comerciales, rutas de transporte, bancos, cajeros y un largo etcétera.

Hace unos cuantos meses nos enteramos que el Starbucks de Las Ánimas fue asaltado. Que en la plaza comercial Vía San Ángel (donde los bancos) sorprendieron a un sujeto que llevaba una buena cantidad de dinero. También escuchamos que afuera del CIS a un personaje le robaron casi medio millón de pesos.

No lo sé de cierto, lo supongo, que esta percepción está ya en muchas esferas y en muchos sectores, ya no solo es en los barrios bajos o colonias populares. Ya es cada vez más en distintos sectores que antes no eran atacados por el hampa.

Hasta hace pocos años lo más común era el robo de autopartes y la venta y reventa de estas en algunos puntos de la ciudad como la famosa 46. Quien diga que nunca ha ido por sus rines o por sus espejos ahí es un mentiroso, por cierto. Es un acto de hipocresía. Es como decir, que nunca se quedaron con los vueltos cuando los mandaban por las tortillas.

En los camiones siempre hubo carteristas. Y muchos fuimos víctimas de ellos, por eso aprendimos que siempre en camiones o en grandes concentraciones la cartera va para la bolsa de adelante donde nadie mete mano, bueno, en teoría. Era raro escuchar o leer en los diarios que hubiera asaltos a mano armada o incluso les “dieran a guardar el fierro”.

En los años ochenta se desató una ola de violencia por la famosa banda de Los Pitufos que traían espantada a la ciudadanía de aquel entonces. Lo que queda de dicha pandilla fue prácticamente nada. Muchos murieron, a otros los mataron, otros se dedicaron a otras actividades y maduraron, otros más cambiaron de demarcación (abandonaron los barrios San Antonio y El Refugio).

En los noventa y hasta hace diez años la ciudad era muy tranquila. Claro, siempre ha habido delincuencia, pues es parte de una sociedad, pero no se había generado esta percepción.

¿Qué pasa en Puebla? ¿Es un fenómeno nacional? ¿Solo es en la ciudad? ¿Es por el cambio de gobierno y se calentó la plaza para negociar con la administración entrante? Siempre se ha rumorado que cuando hay cambio de administración estatal la plaza se calienta para llegar a nuevos acuerdos. Insisto, es un rumor que siempre corre en los pasillos de las dependencias de seguridad pública.

El consejo ciudadano de seguridad hizo público desde hace tiempo cuáles son las rutas del terror en el transporte público y en qué colonias hay más asaltos.

Ante eso ¿qué ha hecho la autoridad? ¿Han realizado operativos? ¿Están atentos? O simplemente se comportan como los policías de barrio que juegan con su macana, voltean al cielo y silban como si nada ocurriera.

Ayer domingo vimos al alcalde Luis Banck subirse a la ruta 19, dos días después de que nos enteramos que, el pasado viernes, mataron a un pasajero en la unidad 25 durante un asalto a mano armada.

Qué bueno que el presidente municipal escuche a sus gobernados, pero ¿qué más va a hacer cuando nos enteramos que la percepción de siete de cada diez poblanos reprueba al secretario de Seguridad Pública municipal, Santizo?

No lo sé de cierto, lo supongo, pero la situación de seguridad está de la chingada.

Ojalá y me equivoque.

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