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El adiós

Por Zeus Munive / /

Poco a poco, de forma inexorable, Rafael Moreno Valle Rosas empieza a entregar la estafeta. No es que quiera o que no quiera. Es inevitable. La ceremonia del adiós comenzó el 7 de junio, dos días después de que Antonio Gali derrotara a Blanca Alcalá. Fue la elección estatal el nivel más alto de su poder, porque rompió con el paradigma: “gobernador no pone gobernador”, empero, al mismo tiempo, fue el inicio de su caída.

Ahora el gobernador está enfocado en dos temas: en poder lograr la candidatura a la Presidencia de la República y es por ello que es el gobernador viajero. Recientemente estuvo en Cancún, después de todas las tragedias de la Sierra Norte. El segundo punto es en concentrar sus fuerzas para el año más difícil de gobernador: el séptimo.

Rafael Moreno Valle debe estar concentrado en mantener sus bonos, y construir la narrativa de la historia ahora que le quedan como gobernante cinco meses. La ceremonia del adiós, el arranque de esta larga agonía, fue con la comida por la libertad de prensa que se celebró en el MIB.

Es un hecho, todo gobernante que deja el poder se lleva sus cadáveres del clóset. Se va con sus positivos y sus negativos. Muchos de sus funcionarios y de su grupo quisiera quedarse a repetir en sus cargos, ya pusieron sus veladoras y sus santos de cabeza, pero seguramente muchos se irán con el fin de sexenio. 

Cinco meses ya es muy poco tiempo. En estos días veremos a Tony Gali empoderarse. Saliendo cada vez más en la foto. En las columnas. En los anuncios de la negociación del presupuesto para el 2017. Lo veremos ya cada vez más en los titulares, mientras que la otra estrella, la del actual mandatario, se irá apagando poco a poco. 

Así es de duro y frío el poder. 

Gali llagará con varias papas calientes: el robo de combustible, el aumento incontrolado de la inseguridad en la ciudad y en el interior del estado, el incremento al pasaje, así como conquistar o persuadir a todos aquellos que no votaron por él en las recientes elecciones y la más difícil preparar su sucesión. 

Lamentablemente, Gali tendrá que pensar en su sucesor en noviembre-diciembre del 2017. Y ver quién le conviene más para el partido que lo postuló. Ver si es que Moreno Valle logró colarse a la candidatura presidencial o apostarse por Martha Erika Alonso para que compita en el 2018. 

Los adioses ya arrancaron desde que Antonio Gali triunfó, pero parece que nadie se ha dado cuenta o no se quieren dar cuenta. Y aunque el jefe del proyecto político seguirá siendo Rafael Moreno Valle, pues incluso logró imponer a su sucesor, el hecho es que entre más pasa el tiempo estará más concentrado en convencer a sus correligionarios a nivel nacional. 

Y ya hay gente operando como Eukid Castañón que un día sí y el otro también está trabajando en la ciudad de México, principalmente, para lograr que su jefe sea el abanderado de Acción Nacional.

Moreno Valle juega solo contra el reloj, aquí en Puebla porque un día más es un día menos, y a nivel nacional porque debe seguir ganando apoyos.

Una tarea difícil.

Como diría el poeta: no lo sé de cierto, lo supongo, el hecho de saber que un día el poder se acaba y que tiene fecha y hora de caducidad (31 de enero a las 23:59) debe ser un poco triste. Hasta cierto punto lastimoso.

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