Thursday, 25 de April de 2024

Blanca y sus viudas

Por Zeus Munive / /

Ya se empiezan a alistar las plañideras. Ya comienzan los vestidos largos y negros. Ya los velos, ya el ataúd, ya el cirio pascual, ya las flores blancas. Estamos a unos días de que comiencen las viudas a llorar por su difunto (perdón, los priistas quieren que digan difunta). Y así iniciará la carroza fúnebre a alistarse para ir por el cortejo (o según los tricolores la corteja), para ese velorio (veloria), para después dedicarle las últimas palabra. El adiós. Los adioses. Los te nos adelantaste. Las lágrimas. Las penas. Y el comentario de siempre: “No hay muerto (muerta) malo (mala), siempre te recordaremos”.

 Si las encuestas dicen la verdad. Sino hay nada que cambie las tendencias que se ven y se perciben hasta este momento, a dos semanas de los comicios estatales estamos claros que ya es (perdón por el lugar común) la crónica de una muerte anunciada: Blanca Alcalá será la gran damnificada de la contienda. Lo grave es que será difícil que ella regrese a ser la candidata natural en el 2018.

 Y con ella se llevará a sus viudas. Ellas que la usaron para que perdiera pero que lamentablemente también serán corresponsables de la derrota: Jorge Estefan Chidiac, Alejandro Armenta Mier, Edgar Chumacero, Alberto Jiménez Merino y los que se sumen en estos momentos 

Juan Carlos Lastiri podrá transitar porque a todas luces dice que apoya pero no apoya. Juan Manuel Vega Rayet igual que dice que apoya pero no apoya. Javier López Zavala quien sufre de lealtades encontradas desde su derrota en el 2010, hace como que apoya, pero no sabemos si apoya a su candidata y Enrique Doger Guerrero quien presume de apoyar pero está muy concentrado ahorita en su delegación que por lo que se ve se la dejaron de cabeza.

 Estos últimos seguramente transitarán más que por convicción por conveniencia.

 Blanca Alcalá vilipendió todo un enojo social. No supo capitalizar el encono que sí existió contra el mandatario y pensó en una campaña de los años setenta. No supo ser líder, no supo armar ni siquiera una visión, una misión, crear un público meta, generar un discurso de oposición. Sintió que ella sola podía solo por ser mujer. Actuó como candidata en el gobierno. No actuó en congruencia con su situación.

 Blanca se va en blanco pero de esta elección y con ella visitará el camposanto de la política por un largo rato, pues al no saber capitalizar sus oportunidades la caída es mayúscula, porque al inicio de la contienda tenía todo para ganar. Los propios morenovallistas veían una contienda cerrada, difícil, compleja, pero nunca la habían tenido tan fácil.

 Estefan Chidiac usó su inteligencia para dedicársela a sus problemas personales y no se concentró en dirigir a su partido. Además de su conocido protagonismo le robaba cámara a la abanderada.

Alejandro Armenta Mier, quien disparó como escopeta vieja atacando a todos, con su egocentrismo y sus locuras al hacerle caso a las voces en su cabeza (ardillitas) en una verdadera esquizofrenia será uno de los que más pierda en esta contienda. No coordinó una campaña. Él hizo su propia campaña. Alejandro “Ardilla” Mier prefirió empujar mujeres policías o hacer videos para él llamar la atención que llevar la contienda de Blanca Alcalá. A la fecha todavía no sabemos qué pretende hacer el diputado federal por Tepeaca.

De Edgar Chumacero se ha dicho mucho. Los propios priistas no lo quieren. Lo ven prepotente, intolerante, sobrado. Eso dicen sus correligionarios. Sea o no cierta esa versión, no supo llevar nada. Al final no operó por su suegra. Al final la bufalada le pasó encima y lo aplastó. Quizá era de los más interesados en que Alcalá ganara, pero en las circunstancias que se viven, ni aún yendo a ver a la virgen de Juquila para que el haga el milagro. La Rosa de Guadalupe y su vientecillo tampoco juegan en el lado tricolor.

Alberto Jiménez Merino resultó ser más rural de lo que presume. No sabemos qué hizo en esta contienda o si de plano nada más se tiró en la hamaca que tiene en su natal Tecomatlán. Seamos honestos Merino es un mito genial. No tiene nada. Ni estructura ni votos, ni seccionales. Merino es (perdón por la cacofonía) un tipo anodino.

Así que Blanca se irá a su camposanto. Y lo acompañarán sus fantasmas. Sus viudas, porque si piensan deslindarse de la derrota, como esperamos, sería un craso error. La victoria tiene padres, la derrota no tiene madre, siempre es huérfana. Blanca deberá arrastrar a quienes la han arrastrado al fracaso electoral.

 Esta será la peor campaña que haya vivido el PRI poblano. Parece tocarán fondo, lo malo es que aún no aprenden a ser oposición.

 Vayamos pues con sus plañideras a dar el último adiós.

 

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