Hace algunos días compartía a través de mis redes sociales esta imagen la cual no causó en mi una indignación sino una profunda tristeza por ser testigo de un acto de tanta crueldad y sin ningún fundamento que nos hace ver como la especie menos pensante de este planeta o dígame estimado lector, ¿cuál otra en este mundo se dedica a destruir el único lugar que tiene para vivir? (y que además califiquemos de intelectualmente inferior a la raza humana)
El cuento de nunca acabar
La noticia acerca del ecocidio que vivimos hace algunos días tampoco me sorprendió, la historia de siempre, dimes y diretes a través de los medios sin que nunca se concluya en los nombres de los responsables pero eso sí, el daño como un hecho irreversible.
El oportunismo no podía faltar y de la nada, funcionarios que en su momento pudieron detener esta tragedia, en un escenario repleto de cámaras y coberturas nacionales han encontrado el espacio ideal para, ahora sí, expresar su opinión y vincularse con diversas ONG para un plan de acción inmediata para rescatar el manglar Tajamar.
Buscando al verdadero culpable
Al ver la ola de reclamos que condenan al gobierno por este hecho, reflexionaba acerca de esta visión eternamente paternalista donde el Estado es el responsable de todo lo malo que nos sucede, y si en realidad queremos que el ecocidio del manglar Tajamar sea algo que nos signifique a todos los mexicanos debemos empezar a desechar la idea de que el gobierno es siempre el culpable por todo lo que pasa.
El autor intelectual de este crimen no fue el gobierno, sino aquellos que vieron con buenos ojos este espacio para construir al parecer un complejo habitacional, la empresa que aceptó meter maquinaria para realizar tal devastación y los mismos trabajadores quienes las condujeron y realizaron esta obra, ellos son algunos de los muchos culpables que existen hoy.
Señalar a la autoridad de nada nos sirve cuando en realidad la misma sociedad es la que debe de asumir su responsabilidad, cuántos de nosotros miramos con indiferencia muchos de los mensajes ambientales que se nos filtran a través de los medios de comunicación y cometemos por diversión, negligencia y más actos en contra de nuestro propio entorno para finalmente responsabilizar al gobierno por no haber hecho nada por detenerlo.
Nuestras instituciones son organismos de administración pública y nada más, el exagerado paternalismo que les hemos otorgado nos ciega ante hechos cuya autoría y responsabilidad recaen en la misma sociedad, el ecocidio del manglar Tajamar, es un fuerte llamado de atención para nosotros como sociedad, porque a pesar de que existan leyes y campañas que busquen proteger estos espacios y en general los asuntos del medio ambiente, quienes decidimos quebrantar la ley somos los mismos ciudadanos.
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