Delincuencia

Candidato del PRI a la alcaldía de Venustiano Carranza secuestró y amenazó de muerte a trabajador del SAT

- Foto: Especial

En entrevista con Página Negra, Héctor G. quien prefirió reservarse sus apellidos por temor a represalias, narró la pesadilla que vivió a manos de Abraham Fosado y el acoso laboral que sufrió por parte de sus jefes en el SAT, debido a que ya no pudo integrar debidamente aquel documento que puso en riesgo su vida cuando le tocó notificar al hoy candidato del PRI a la alcaldía de Venustiano Carranza sobre su “deuda millonaria” y la posibilidad de ser embargado

Por Página Negra / @LaPaginaNegraMX

/ Puebla, Puebla

El candidato del PRI a presidente Municipal de Venustiano Carranza, Abraham Fosado Aranda secuestró y amenazó de muerte a un trabajador del Servicio de Administración Tributaria (SAT), identificado como Héctor G. en marzo de 2017 y, a pesar de que pesa sobre el priista la Carpeta de Investigación FED/PUE/HUA/0000377/2017, a más de un año de dicho atentado la Procuraduría General de la República (PGR) no ha procedido contra él.

En entrevista con PÁGINA NEGRA, Héctor G. quien prefirió reservarse sus apellidos por temor a represalias, narró la pesadilla que vivió a manos de Abraham Fosado y el acoso laboral que sufrió por parte de sus jefes en el SAT, pues no pudo integrar debidamente aquel documento que puso en riesgo su vida, cuando le tocó notificar al hoy candidato del PRI a la alcaldía de Venustiano Carranza sobre su “deuda millonaria” y la posibilidad de ser embargado.

El ex funcionario federal explicó que llegó al domicilio de Abraham Fosado para hacerle el cobro de una multa federal, al ser clasificado como deudor puro “al ser multado por un tercero, en este caso la Semarnat por la explotación de recursos naturales. Yo llegué a su domicilio y afuera estaba su esposa, me presenté con ella y le dije el motivo de mi visita; ella respondió en tono grosero que su esposo llegaba en 10 minutos”.

Abraham Fosado descendió de una Jeep Liberty con placas del estado de Puebla, “pero ya de las de hace años”, dijo Héctor G., y de inmediato se dirigió al él con palabras altisonantes: “¿Ustedes son los que están chingando? ¿Qué quieren?”, gritó al entonces trabajador del SAT, quien de inmediato retrocedió y le pidió que le hablara con respeto, indicándole que solo hacía su constancia y se retiraba del lugar.

Me hace retroceder porque me empieza a empujar, me dice que pertenece a un grupo muy grande ´tenemos mejor armamento que el de ustedes´ y saca una pistola con cacha blanca, me apunta directamente, me intimida; me toma una de mis manos, me la dobla hacia atrás y me da un rodillazo. Me dijo ´órale pendejo vas para dentro´, me empuja, apunta con su pistola en mi espalda y me mete a su negocio de forrajes”, dijo Héctor G.

Ya en el interior del negocio, sigue la lluvia de patadas, de insultos y amenazas contra Héctor. Además, Abraham Fosado lo empieza a interrogar, le preguntó sobre su familia, el lugar en el que residía, la ubicación de las oficinas del SAT, entre otras cosas: “Me dijo ´ahí te quedas en lo que veo qué voy a hacer´. Perdí la noción del tiempo y sólo escuchaba a la esposa gritarle que ya me partiera la madre”.

Gracias a que dos niños entre cinco y seis años entraron al negocio de forrajes, fue que pudo salir: “Yo pensé que no me haría nada frente a los niños, me acerqué a la puerta, él corrió a los niños: ´hijos de la chingada váyanse de aquí, qué quieren aquí, lárguense”, y Héctor fue caminando con los niños hacia la puerta, aunque lo volvió a amenazar.

Si corres o intentas pelarte desde aquí te cazo”, le gritó Abraham Fosado a lo que el trabajador del SAT solo refirió que él era un simple empleado y que únicamente intentaba cumplir con su trabajo y le imploró que ya lo dejara ir.

Por fin me deja en libertad pero me amenaza con hacerme algo si es que regresaba. Voy a la policía, comento la situación y me dicen los policías ´está cabrón tu caso. Es de la delincuencia, no le vamos a entrar. Fui con la juez de Paz, Alondra Gallardo, Cabrera y me dijo: ´te acabas de meter en un problema; tuviste suerte, yo no voy a arriesgar mi vida, lo mejor es que te vayas”.

Héctor G. aprovechó que pasaba un convoy del Ejército para poder salir de Venustiano Carranza. Llegó a Juan Galindo para denunciar lo sucedido ante el Ministerio Público, pero al tratarse de un servidor público fue remitido al Ministerio Público Federal, con sede en Huauchinango, y denunció a Abraham Fosado por privación legal de la libertad y atentar contra un servidor público en funciones.

Pero no conforme con mantenerlo secuestrado por horas y amenazarlo, el priista fue en varias ocasiones a las oficinas del SAT en Huauchinango y la ciudad de Puebla, para buscarlo.

Pero la pesadilla de Héctor G. no terminó ahí, debido a que posteriormente sufrió acoso laboral por parte de sus jefes en el SAT, debido a que no pudo ejecutar el procedimiento administrativo de ejecución, pago o decomiso de bienes, ni logró integrar los documentos de forma adecuada, por lo que finalmente fue despedido.

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