Es momento de aceptarlo: en términos de salud mental México está por los suelos. Nuestra forma de percibir la psicología, la psicoterapia y la psiquiatría es arcaica. A aquellos que deciden -o necesitan- acudir con algún profesional de la salud mental se les juzga de locos. Y no, señores. Los locos no se atienden, andan ahí en la calle, en sus casas, en sus trabajos, causando problemas sin hacerse responsables de su situación.
Cuando una persona manifiesta síntomas de depresión, ansiedad, déficit de atención, trastorno bipolar o cualquier tipo de padecimiento que va más allá de lo psicológico y llega a lo orgánico, lo correcto es remitirle a consulta con el psiquiatra. Frecuentemente, me encuentro con resistencias que tienen que ver más bien con mitos como: “no me quiero hacer adicto/a a las medicinas”, “yo puedo salir de esto solo y no necesito tomar nada.”
Empecemos porque la mayoría de las personas que tienen algún padecimiento de los que mencioné anteriormente, suelen automedicarse con alcohol, tabaco, marihuana o incluso, otro tipo de drogas. O bien, ya son dependientes a fármacos como los analgésicos. Cerca del 90% de los medicamentos psiquiátricos NO GENERAN DEPENDENCIA. Y según el padecimiento, se toman por lapsos relativamente cortos de solo algunos meses. Es frecuente también que las personas crean que al tomar medicamento van se van a sentir felices y sentirán que esa felicidad es falsa. La función del medicamento no es hacerte feliz, no son drogas. El medicamento no cambia quién eres, sino que ayuda a tu cerebro a producir los neurotransmisores necesarios para ser una persona estable y funcional.
Ahora, cuando tienes un problema del sistema digestivo, vas con el gastroenterólogo. Si tuvieras un problema cardiaco, irías con el cardiólogo. Cuando se te pica una muela, vas con el odontólogo. Ahora, cuando hay un desequilibrio en la química cerebral, el especialista adecuado para atenderte es el psiquiatra. Y no, no puedes “solo”, porque la producción de sustancias en el cerebro no se arregla con voluntad, así como no podrías curarte una infección en la garganta tan solo con “echarle ganas”.
Hemos dejado que la ignorancia nos conviertan en un país con múltiples problemas de salud mental que no se atienden. Hemos dejado que los estigmas sociales nos hagan discriminar incluso a nuestros seres queridos que requieren o buscan atención psicológica y psiquiátrica. “¿Para qué vas a terapia? ¿Estás muy mal o qué?” “No te tomes esos medicamentos, te van a hacer daño.” Y ahí estamos, creyendo ciegamente en la opinión de alguien que muy probablemente no sabe NADA sobre salud mental y actividad cerebral.
Así como no tiene nada de extraño ir al dentista, al oculista, tomar un antibiótico, usar lentes o hacerse análisis. No hay nada de malo con asistir a terapia, a consulta psiquiátrica y seguir un tratamiento que lo que hará será mejorar tu salud mental y emocional.
Te invito a romper el estigma, a no juzgar a tus amigos y familiares que asisten a consulta y también, te invito a aceptar cuando necesites consulta con un profesional. No tienes nada que perder y sí mucho que ganar.
Como siempre, estaré atenta a sus preguntas y comentarios via Twitter en @betzalcoatl
