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El 14 de febrero “LOVE IS IN THE AIR”

Por Rolando Ochoa Cáceres / /

panza identifi

El 14 de febrero es esa fecha clave que según todo mundo detesta pero que en realidad todo mundo anhela para compartir un momento o algo con alguien.  Vemos a los grinch del amor renegando de todas las relaciones pero cuando se les da un ligero detalle se convierten en Ositos Pooh.

Mis 14´s de febrero no han sido, generalmente, motivadores. En realidad es casi casi una fecha reveladora en muchos sentidos. Mis panoramas del amor en esa fecha se sacuden y, por alguna razón, culmino reflexionando sobre mis andares amorosos (teniendo o no teniendo pareja).

Y sin embargo, siempre mi parte romántica detallista estilo Romeo, Felix el gato o Pepe le Pew, reluce en todo mi ser. Incluso he sido de aquellos que gozan decir “yo declaré mi amor por alguien un 14 de febrero” y como era de esperarse, los detalles que me daban aquellos idilios mágicos azucarados eran, finalmente, un conjunto de rechazos.

El rito del 14 de febrero es genial. Una noche antes uno suele tener preparado el regalo a dar al igual que la cartita o el usb con las canciones a dedicar o el dibujo o lo que sea que acompaña aquél artículo mágico y misterioso. Incluso uno se duerme cerca de ese regalo para despertar en la mañana y verlo como el regalito que dispondrá todas las emociones posibles en aquél Narciso o en aquella Afrodita, alborotadores de nuestros impulsos y de nuestra azúcar emocional.

Ya después de bañarse, arreglarse, perfumarse y salir con la sonrisa en alto, con la disposición de “conquistar” sea como sea a ese primer amor o de reconquistar a ese nuestro único bello pétalo de miel, nos encaminamos imaginando todas las posibilidades de situaciones que se llegarían a desencadenar al entregar tan preciado producto (que salimos a buscar con las ilusiones desbordadas). Al momento de llegar a esa persona, (en la escuela, en la comida, en la cena o donde hayamos planeado tan magno evento) nos vestimos de Ositos cariñositos y declaramos el universo del amor que se extiende al rozar las manos, al abrazarse, al besarse. Y después el regalito, el producto que cierra tan bella gloria y al verla o verlo sonreír sabemos que tenemos ya pareja o que tenemos pareja para rato.

Los que más me entusiasman son los que se ponen en su papel de Ted Mosby y hacen un macro evento del amor. Tengo amigos (yo nunca lo he hecho porque mi corazón ya es agridulce) que incluso regalan un chorro de cosas con la finalidad de hacerlo más dinámico. En cada producto ponen una pregunta o algo parecido y hacen que la pareja juegue prácticamente un rally en busca de aquél soñado manjar desproporcionado de terrón acaramelado.

Claro que yo he sido observador de todo ello ya que tuve 14´s de febrero lamentables, donde incluso me quedé con los regalos (algunos discos o chocolates).

Más allá de mis rechazos, recuerdo mucho aquél cuando llevé a una ex a comprarle libros (no me compré yo ninguno esa vez porque quería consentirla muchísimo) y cuando llegamos al departamento que rentábamos le pregunté, con toda la pena habida y por haber si me había comprado algo y me dijo: ¡nunca he creído en el 14 de febrero! Y yo así de “ah, pues eso me hubieras dicho antes de haber gastado dinero en TUS regalos…” Al otro día me llevó una taza de esas que bien pueden tener el logotipo de cualquier partido político y yo así de ¿neta?

El otro, que es el gran clásico, después de armar la súper cena con malvaviscos de cariño y al dar un muy bonito regalo, ocurrió el clásico “debo decirte toda la verdad porque eres muy lindo y no mereces que te haga daño”… Ni hablar.

¡Me han dejado hasta plantado con regalos y todo! Y aun así, aunque mi corazón tiene el sabor de un chocolate “lengua de gato” (amargo pero particularmente rico) sigo pensando, muy a lo Mosby, que está a todo dar celebrar un día como el 14 de febrero.

Muchos dicen “ah, como si ese fuera el único día en el que las parejas demuestran su amor” y pues, para algunos puede que sea así ¿y?... pero para otros es un día muy especial, da valor o permite reconquistar a la pareja.

Aunque digan que la publicidad es la que gana el 14 de febrero, que la mercadotecnia nos nubla la vista y que el capitalismo es alto consumismo, yo digo que es realmente lindo celebrar nuestros valores y sentimientos más sinceros como son la amistad y el amor.

Recuerdo mucho un 14 de febrero en el que no tenía ni un peso (estaba recién graduado de la universidad y estaba desempleado) y mi papá de buenas a primeras me dio cien pesitos  y con harto amor me dijo “invítale aunque sea un helado a tu novia” y fui con ella a comer pizza, le di la carta que le escribí y caminamos durante horas tomados de la mano, sin ningún índice de prisa y observando los afectos y lo bello que era ver a medio mundo compartiendo amor.  Creo que ese ha sido el único 14 de febrero en el que todo salió mejor de lo esperado.

Así que se les desea un 14 de febrero lleno de miel (metafóricamente), de libros, flores, rosas, acuarelas, pizzas, vino, ositos, cartitas, chocolates (demasiados) pero sobretodo, un 14 de febrero lleno de amor, de buena vibra y de vivas ilusiones pasionales, amorosas, azucaradas y gratificantes.