En Puebla hay un ex gobernador
que le gusta ser siempre ganador
no importa a quien aplaste o dé perdón.
Seguro hasta su alma ya vendió.
Ahora va a conquistar el PAN
le hipnotiza hacer presencia nacional;
quedar bien con Dios y satanás.
A quién le importa alcanzar el ideal.
En la elección se mantuvo a raya
impuso a su esposa y ya no dijo nada
no operó a favor ni en contra de Anaya
su fin: ganar Puebla con malas mañas.
Su “institucionalidad” puede ser factor
para competir contra el grupo Calderón
que a su candidato abiertamente traicionó
subirse con Meade y al tren que lo desprestigió.
Con los resultados que alcanzó Anaya
su grupo no goza de buena fama,
y el ala del PAN más conservadora
no tiene capital con la militancia.
Rafael tiene a su favor
haber ganado en Puebla la elección
aunque también mancha su posición
por la suciedad con la que operó
pero conserva el PAN un bastión
para fortalecerse como oposición.
Él no está acostumbrado a perder
siempre gana y demuestra poder.
Si no llega, algo grande a obtener.
Esta debacle es su oportunidad de volver.
¿Con quién le conviene negociar a Obrador?
¿Con su acérrimo rival Calderón?
¿Con el PAN herido y conservador?
¿O con un pragmático operador?
Dos monedas hay en el aire
para la casa Moreno Valle
y ambas son muy brillantes.
Nos vemos el lunes con más cantares.
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