19 de Abril del 2024

Los intereses políticos matan a cualquiera…

Por Luz Marina Manzano Gómez / /
Los intereses políticos matan a cualquiera…
Foto: Especial

gritos esperanza

¿En este mundo quién impone ideas a quién? He allí el dilema. Pero lo más importante… ¿Con qué intereses?

Actualmente, en mi país (Venezuela) se está llevando a cabo un debate importante sobre la promoción de la Legalización del aborto como idea de bandera impulsada por un grupo particular de mujeres feministas. El debate está prendido.

¿A quién se le ocurre promover más muerte en un momento de crisis humanitaria donde ya se tiene bastante con el aumento de mortalidad infantil producto de la falta de medicamentos?

Sólo a quien poco le importen las familias afectadas a costa de lograr sus propios intereses como sea, sin duda…

Hablar de feminismo, sería mucha tela que cortar acá por lo pronto. Más, sin embargo, es interesante resaltar, cómo con el interés de mantener o lograr objetivos de poder (como en este caso al parecer el tema se propone con fines de anexar ideas para una constitución que probablemente terminaría siendo mucho más restrictiva en cuanto a derechos humanos), se puede defender lo indefendible a costa de lo que sea, y lo que sea –acótese- puede ser la muerte de más niños y de niñas-adolescentes, sin mayor pena alguna. Los intereses son meramente de poder y por poder.

Es así como, se utilizan discursos “de primer mundo” en sociedades en situación de “tercer mundo”, una manera totalmente desfasada y fuera de contexto; donde se puede promover ideas de “lo que sea”, repito “lo que sea” con tal de lograrse objetivos de poder. En este caso poder político.

¿Legalización del aborto?... Debatamos cuando existan las condiciones… Y no impongamos, debatamos. Finalmente, a pesar de un destino como el de Sócrates, parece que los consensos, en teoría, suelen ser más racionales ante situaciones donde la locura juega al poder más veces que de vez en cuando.

Que la vida todavía pueda levantar la mano para opinar, no vaya a ser que esas manitos vivientes tampoco puedan contar su propia historia en estos mundos de tercer mundo. Que no se nos olvide que al nacer, nosotros sí tuvimos un grito de esperanza.

Gracias por leerme.

El Hada de Guerra.

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