En alguna oportunidad, hace pocos años, tuve la oportunidad de estar en modelos de las Naciones Unidas… Se estudian casos sobre problemáticas del acontecer mundial y luego de cierto tiempo de debate, se llega a un acuerdo sobre el tema, que generalmente se llamaba resolución, del cual parten ciertos preceptos y afirmaciones que, por consenso, indican las acciones a llevar a cabo para ayudar a resolver dicha problemática.
Unos años después, puedo decir que, en la vida real, las reuniones “importantes” operan más o menos igual; lo que me hace pensar que no fue tiempo perdido y que tal vez son juegos de roles y acuerdos sociales que sirven de gran valor y aprendizaje para los jóvenes en el desarrollo de su inteligencia, su argumentación, su carácter, sus principios, su convicción y en general, sus habilidades sociales, así como de la promoción del diálogo y la convivencia en contextos de toma de decisiones y, de tensión permanente especialmente. Por ello, supongo que siguen proliferando en las universidades y colegios estos “juegos adolescentes”, como preparación de ser adultos líderes en la vida real.
¿Pero qué pasa cuando en la vida real los líderes ya no saben jugar y se les olvida la importancia de escuchar al otro para lograr acordar?...
… Hace poco tiempo estuve en una reunión de un estilo de dinámica bastante parecido y entre varias cosas concluyo una idea… ¡ Qué difícil se hace ceder cuando somos adultos! … Los intereses personales se vuelven obstáculos para llegar a acuerdos… Ni qué decir de aquellos que sólo acuden a reunirse por cumplir con su salario del día… en especial, cuando los temas a tratar implican acciones sociales a terceros y, son de carácter prioritario para la participación ciudadana.
La vida no deja de sorprender… Creo que los adolescentes a veces suelen entender mejor que, la importancia del debate es para llegar a un consenso, no para quedarse en el placer o disgusto del mero nivel de debate.
Cuando las problemáticas sociales se vuelven temas de sobrevivencia lo que debería pasar a tercero son los intereses personales… En criollo “cuando hay vida y calidad de vida de otras personas en juego, los acuerdos y consensos en pro del bienestar de una comunidad o sociedad deberían lograrse de manera objetiva y con intenciones y acciones claras a llevar a cabo, para un bienestar común”… Mi opinión e interés particular, puede contar, pero si en vez de construír para todos, destruye alianzas o desestima la opinión de otros, probablemente (es sólo una probabilidad) no sea un argumento a favor de resolver el problema de la comunidad o sociedad en discusión. Parece relativo esto cuando “mi razón” hay que defenderla… pero cuando no se logra llegar a resoluciones cruciales por estancamiento en el debate, adquiere GRAN relevancia la generación de un consenso.
Parece que, en ocasiones, vale la pena hacer regresión a la adolescencia… y en ocasiones tenemos que aprender más de los que, en teoría, adolescen por este mundo real, eso tal vez puede generar mayor esperanza para el futuro, en especial en favor de aquellos “terceros” que en cada sociedad y en el mundo lo necesitan. Trabajar con adolescentes, esto me ha hecho reflexionar. Agradezco a Dios el poder compartírtelo.
Gracias por leerme.
El Hada de Guerra.
