29 de Marzo del 2024

Unas recomendaciones para cuando se decide estudiar en línea

Por Martín Ochoa / /

lalampara interiores

Conceptos como desarrollo e innovación también ha alcanzado al sistema educativo, hasta hace poco más de 20 años las opciones educativas eran muy limitadas, los sistemas eran primordialmente presenciales y los procesos de evaluación y certificación igualmente lentos; aún recuerdo cuando se ofrecían cursos por correspondencia de especialidades como corte y confección, de auxiliar contable o incluso hasta de físico-culturismo impartido por Charles Atlas.

En la actualidad y potenciado especialmente por los nuevos medios electrónicos de comunicación es relativamente sencillo acceder a la información así como también la certificación de habilidades, haciendo una pequeña búsqueda en internet pude encontrar cursos que cuentan con distintos niveles de complejidad: ya sea que hablemos de geometría diferencial, física de partículas o pensamiento complejo y otros que pueden estar relacionados con los pasatiempos como pueden ser trucos de magia, saber leer el tarot o identificación de sonidos para niños.

Este cambio ha penetrado profundamente en las instituciones educativas y ha sido adoptado para que, a través de las nuevas tecnologías de la información, el docente pueda ya sea apoyarse para impartir su clase, promover técnicas de investigación, desarrollar nuevas estrategias de enseñanza y también aprender a mejorar sus competencias docentes.

Por otra parte, y especialmente debido a la facilidad que estas nuevas tecnologías ofrecen, las universidades también se han subido al tren de la modernidad ofreciendo modalidades a distancia o mixtas así como también el ofrecimiento de cursos abiertos masivos (MOOC) que tienen la intención de incrementar la oferta educativa y con ello facilitar el acceso a los títulos de licenciatura, maestría o doctorado en aquellos grupos que bajo el esquema tradicional no pudieran participar.

En más de una ocasión me han preguntado acerca de las ventajas o desventajas de participar en cursos en línea, he recibido comentarios que van en el sentido de discriminar a aquellos alumnos que toman este tipo de opciones debido al paradigma de que se necesita al docente para que pueda asesorarlo de manera presencial.

Sin embargo eso no es del todo cierto ya que sólo para cierto tipo de materias la condición de que el docente esté presente en todo el tiempo para poder asesorar al alumno es deseable. Es más, si atendemos a las nuevas corrientes de pensamiento dirigidas a la educación, nos encontraremos con el hecho de que se requiere que el papel del docente dentro del aula pase de ser de la cátedra tradicional hacia un facilitador de la ejecución de procesos activos.

Podemos encontrar en distintas páginas web el listado de ventajas y desventajas qué conlleva el adoptar la decisión de la toma de cursos en línea: temas como la flexibilidad, la reducción de gastos o el tiempo invertido atender las clases en el aula son factores constantes de discusión y a su vez nos podemos encontrar con que las desventajas citadas tradicionalmente incluyen aspectos como la disciplina, la falta de interacción o el conocimiento tecnológico.

Sin embargo, yo estoy convencido de qué frente a todos esos listados de ventajas y desventajas debemos atender experiencia educativa que evidentemente está especialmente englobada en dos actores principales: el docente y el alumno. Como toda vivencia comercial, mucho tiene que ver la calidad el servicio recibido.

Aún recuerdo cuando se me invitó por primera vez a participar como docente un curso en línea. En aquella ocasión ya había tenido la oportunidad de haber recibido dos cursos anteriormente; en el primero de ellos el docente se presentó con un alto nivel de compromiso y seguimiento, tuvo la atención continua no solamente para con mi persona sino también para todo el grupo e incluso nos compartió información relacionada con el curso que nos permitía enriquecer este fenómeno educativo.

El segundo curso que tuve fue todo lo contrario, en aquella ocasión el docente se presentó tarde solicitó actividades que no estaban calendarizadas no contestaba tiempo y forma preguntas que le hacíamos y los procesos de evaluación no se realizaron de acuerdo con los compromisos establecidos en la rúbrica.

Esto me dio la oportunidad de ponerme en el lugar del alumno antes de que iniciara mi primer curso en línea como docente, por lo tanto yo siempre mencionado que el mejor curso de inducción que un docente puede recibir para desarrollar sus competencias para impartir cursos en línea es que previamente este haya sido alumno online.

Este último tema nos lleva indudablemente hacia la importancia que tiene el conocer el modelo educativo de la universidad que está ofertando este tipo de cursos, ya que en muchas ocasiones estás universidades pretenden equiparar las dinámicas existentes entre cursos presenciales y online, tema que entrada es equivocado y acota fuertemente el potencial de la modalidad.

Este es un pequeño ejemplo del porqué, en nuestro papel de alumnos, además de decidir la opción del tomar cursos en línea en lugar de que sean presenciales debe venir acompañado de un análisis profundo de la universidad que se compromete a impartirlos.

Es claro al igual que en otros ámbitos profesionales, la calidad de dichos cursos difiere entre las distintas instituciones que los ofertan, y en este sentido debemos ser claros de que el tomar un curso en línea es una actividad está más allá de estar frente al ordenador, leer PDF, contestar exámenes y participar en foros de discusión. Puesto que la adquisición de aprendizajes significativos se ven superados a los ejercicios de lectura y escritura por lo que deben establecerse métodos activos que no solamente evidencien la adquisición de conocimientos sino que además estos puedan ser base para la fundamentación de las competencias relacionadas con los perfiles de egreso que las universidades definan.

Por lo tanto mi recomendación es que, si ya tomaron la decisión estudiar en línea, antes de pagar su primera matrícula revisen la forma de ejecución de los cursos, hay que ser cuidadosos en el hecho de que los procesos de evaluación vayan más allá de exámenes en línea, que además la misma plataforma facilite la interacción docente-alumno y que además promueva el uso continuo de distintas opciones multimedia.

Este tipo de variables son necesarias en una universidad que esté comprometida con el desarrollo de profesionales que puedan contribuir positivamente a la sociedad y en consecuencia tendrán siempre presente su compromiso con su continuo desarrollo del modelo educativo.

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