28 de Marzo del 2024

Verdad y justicia para la familia de Zyanya Figueroa

Por Edmundo Velázquez / /
Verdad y justicia para la familia de Zyanya Figueroa
Foto: Central

CuentaHastaDiez

María Patricia Becerril y Martín Figueroa merecen justicia y merecen verdad.

Ellos son los padres de la pediatra Zyanya Figueroa Becerril, la especialista del Hospital del Niño Poblano que supuestamente se suicidó por la presión que vivía en un ámbito profesional altamente competitivo.

Hasta la fecha, sobre el caso hay más preguntas que respuestas.

Y el trabajo de nuestras autoridades ministeriales en Puebla dejó mucho qué desear desde el momento en que tenían que preservar el lugar donde fue encontrado el cuerpo.

Inicialmente, cuando el caso llegó a mis manos, la idea de un suicidio por presión profesional y por un tema de acoso laboral sonaba coherente.

Más cuando fue acompañado por una carta póstuma.

La carta parecía contundente.

Pero siempre hay que dudar hasta de los detalles que se muestre terriblemente sólidos.

Fue gracias a la compañera Verónica Villalvazo, mejor conocida como Frida Guerrera, que pude conocer a los padres de Zyanya en la Ciudad de México.

Escuchando a sus padres, las dudas crecen.

Zyanya era una joven con una determinación tan fuerte que proveía de alientos a don Martín en sus peores días.

“Si ella me daba fuerzas a mí, ¿cómo va a ser que alguien así se suicide?”, dice don Martín.

¿Cómo podría ser que una mujer tan joven y con tantos logros optara por quitarse la vida?

(Para muestra de uno de los tantos logros, su familia nos dejó ver una fotografía en donde le fue entregado un premio de la especialidad en el Hospital de Pediatría en la Ciudad de México y además un reconocimiento entregado por la Secretaría de Salud de Puebla y el Hospital del Niño Poblano)

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Hay más dudas.

Nadie más que su compañera de casa y también médico del HNP, Luz Beatriz Hernández, de 28 años de edad, la vio supuestamente colgada en el baño.

Luz Beatriz primero dijo que Zyanya se colgó de la ventana del baño usando un cable o alambre. Y después dijo que fue de tubo del baño usando una mascada.

Cuando llegó al lugar el primer respondiente, un policía municipal de San Andrés Cholula, este prácticamente dictaminó que se trató de un suicidio. Sin ser perito, sin ser especialista.

Ese policía, a ojo de buen cubero, según señala la carpeta de investigación, dijo que “evidentemente” se trataba de un suicidio.

Nacen más suspicacias cuando se sabe que Luz Beatriz había llegado con Zyanya apenas tres meses atrás a la casa 39 B, del fraccionamiento Real de Zavaleta.

A los pocos días, su novio se instaló prácticamente de tiempo completo en la casa y no salía de ahí.

A Zyanya jamás le preguntaron si el novio de Luz Beatriz podía entrar. La propia compañera incluso dio órdenes a los guardias de vigilancia del fraccionamiento que no debían exigirle ningún tipo de credencial ni registrarse. Podía entrar cuando quisiera.

Por si fuera poco hay elementos que no estuvieron bien resguardados en toda la casa.

¿Por qué? Porque Fiscalía solamente consideró necesario sellar el baño y el cuarto de Zyanya.

Un día después de los hechos, Luz Beatriz se mudó de la casa.

Un sujeto que dijo ser policía ministerial y tío de Luz Beatriz le ayudó a mudarse.

Desde entonces no saben más de ella. Ni siquiera preguntó o llamó a los familiares para acudir a los servicios funerarios de su compañera pediatra.

La Fiscalía de Puebla tiene otro embrollo en sus manos.

Y la familia de Zyanya Figueroa solamente quiere la verdad y justicia en caso de que la muerte de su hija haya sido provocada por un tercero.

¿Este caso sí lo podrá explicar contundentemente la Fiscalía de Carrancá?

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