Blade Runner es una de las obras por antonomasia de la ciencia ficción, ya sea en película original de los 80, la secuela de 2017 o el libro de donde se toma toda la idea (¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?, de Philip K. Dick); el relato es fundacional para entender el movimiento del Cyberpunk, así como los miedos acerca de los avances tecnológicos y el horizonte distópico que estos suponen en su forma más obscura.
Sin embargo, hay una pregunta se subyace en todas las versiones; ¿Qué es “ser” humano? Muchos filósofos y pensadores se han hecho esa misma pregunta, todos con una respuesta diferente. Una de las más aceptadas es que el humano es un ser racional, esto es, el intelecto es lo que nos define como tales. René Descartes es el principal defensor de esta visión, al ejecutar su duda metódica, va abstrayéndos cada vez más hasta que da cuenta de que puede dudar de todo, menos de que está dudando. Luego entonces, su existencia, su forma como ser humano, se reduce a que está pensando, por lo tanto, está existiendo; “ES” como tal.
El problema aquí es qué pasa cuando te encuentras con un algo, que supuestamente es artificial, que en teoría no puede hacer ese ejercicio de abstracción; pero que logra desarrollar un espacio cognositivo donde llega a la misma conclusión. Esta pensando, luego entonces, existe; también “ES”. Estamos hablando claro, de los Replicantes y la Inteligencia Artificial (esta última, mejor presentada en 2049).
Si tener un intelecto complejo no nos define como humanos, entonces se apela a algo más; los sentimientos. Amor, miedo, ira, deseo; con cosas que en teoría, no pueden programarse como tales, voliciones propias de un ser que cuenta con una experiencia vital completa. Bien podemos ser engañados por la apariencia física y capacidad intelectiva del otro; pero si este no muestra algún tipo de sensibilidad, podemos decir que no estamos ante un humano, sólo ante una replica de este.
En la primera Blade Runner, así como en el libro, esto se deja claro con el test Voigth-Kampff, el cual mide el nivel de empatía; se supone que un Replicante no es capaz de experimentar esto. Son seres fríos sin sentimientos.
Entonces un ser humano es aquél que tiene sentimientos y demuestra empatía para con el otro. No tan rápido. Si esto es así, entonces cómo explicar los anhelos y deseos que tienen los Replicantes a lo largo de la obra; todos ellos tienen miedo a morir, no desean ser esclavos de los humanos (de ahí que estén huyendo constantemente), llegan a amar a los otros, desarrollan un instinto de supervivencia y lo más importante, llegan a sentir empatía y tristeza.
Por otro lado, los humanos se muestran más fríos que estos seres sintéticos. No valoran su vida en absoluto, tratan siempre de mantener las apariencias, su pesar es constante, les cuesta amar a otros y lo más importantes, quienes se desempeñan como Blade Runners no deben de tener empatía para con los Replicantes, pues su trabajo es matarlos para retirarlos. Es decir, volverse unas máquinas que cumplen su cometido sin cuestionamientos.
¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿Cuál es el límite de la humanidad? Tal vez, simple y sencillamente, los humanos o la humanidad, esté definida por un estadio de sufrimiento perpetuo, donde lo efímero está siempre a la vuelta de la esquina; pero que aún así nos vemos obligados a vivir, a tratar de satisfacer todos nuestros deseos aunque nunca estemos satisfechos del todo. La búsqueda (irrealizable) de la felicidad, si lo quieren ver así; como establece Arthur Schopenhauer.
Más allá del intelecto complejo, los sentimientos desbordados; es el deseo lo que convierte a hombres, mujeres, replicantes e IA en humanos, demasiado humanos... por lo menos en el mundo de Blade Runner.