Entre cumbias, caguamas, cigarros, aplausos y porras al grito de “Venga Titino”, familiares y amigos despidieron esta tarde a Daniel Alejandro Castro, el joven de 25 años de edad que fue asesinado la tarde de ayer por un automovilista tras una pelea de tránsito en la avenida Juan de Palafox y Mendoza, casi esquina con la 14 Sur, en el Centro Histórico de Puebla.
Alrededor de 150 personas ―entre familiares e integrantes de la porra “La Zkina”, a la que pertenecía Daniel― salieron la tarde de este miércoles 22 de noviembre de la privada Carmen Serdán número 8, en la colonia Zaragoza, para hacer una caravana y entonar todas las porras con las que “Titino”, como llamaban a Daniel, alentaba al Puebla F.C, equipo de futbol de sus amores, y acompañarlo hasta el Panteón Municipal, donde sería enterrado.
En una bocina comenzaron a sonar cumbias y mientras su hermana colocaba la cruz y “arreglaba” la tumba de Daniel, sus amigos se despedían de él entre lágrimas, cigarros y cerveza; todos, portando la playera del Club Puebla.
Su hermana pidió a los integrantes de “La Zkina” apoyar a la pareja sentimental de Daniel y recordarlo como fue: fiel al Puebla. Dijo que este día no darían rezo pero mañana los esperaba a todos en su casa.
Minutos después, la familia comenzó a despedirse pero un gritó impidió que la porra se fuera: “¿así vamos a despedir a mi carnal? Hay que cantarle”. Entonces sacaron un tambor, las tarolas y todos comenzaron a gritar las porras con las que Daniel cada ocho días alentaba a su equipo.
Señores yo soy poblano y tengo aguante y sigo al azul y blanco a todas partes, el Puebla es un sentimiento que se lleva en el corazón, daría toda mi vida por ser campeón”…
Sobre el presunto responsable, su hermana prefirió no dar entrevista y se limitó a decir que exige justicia. Dijo, además, que con tanta tecnología le parece increíble que no se pueda tener identificado al responsable, ya que con el video las autoridades ya podrían tener las placas del vehículo en el que se dio a la fuga.
Los encargados del Panteón Municipal se tuvieron que acercar a los asistentes para pedirles que se retiraran, pues ya iba a cerrar. Y es que ellos seguían cantando, bailando y aplaudiendo frente a la tumba de Daniel.
Al final, su tumba quedó adornada con una cruz de madera, más de cinco arreglos florares y una bandera del Puebla.