Diana F., la mujer de 42 años asesinada con un balazo al interior del bar “Remolqueland”, les dijo a sus homicidas donde podían encontrarla: uno de ellos le mandó mensaje y se hizo pasar por un supuesto admirador que quería verla. Ella le indicó el lugar en que trabajaba.
El 20 de septiembre, René, el empresario que ordenó su muerte, pasó por Candelario y le dijo que pudo conseguir el número de teléfono de la víctima, pero no sabía dónde se encontraba. Entonces Candelario le mandó un mensaje a Diana con el siguiente texto: “Te conocí hace poco, me gustaste y quiero conocerte más, tú misma me diste tu número, ¿dónde estás trabajando, puedo irte a ver? La mujer le respondió que se encontraba en “Remolqueland”, y le pasó la dirección.
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Al llegar al establecimiento, los dos hombres se estacionaron afuera. René se quedó en la camioneta RAM blanca con placas del estado de Veracruz. Candelario entró para verificar que Diana estaba ahí. Al salir, confirmó que “ahí esta la chica”, y los dos se trasladaron a un Starbucks para encontrarse con las personas que cometerían el crimen.
Aproximadamente a mediodía llegaron “El Simi” y “El Tama”. Candelario les mostró una foto de Diana para indicarles que “a ella hay que hacerle el trabajo”. “Denle, muchachos”, ordenó René.
Los cuatro regresaron a “Remolqueland” y está vez solo entraron “El Simi” y “El Tama”. Pidieron unas cervezas y estuvieron cerca de 15 minutos. En ese momento, verificaron que la mujer estaba ahí y le comunicaron a Candelario que el lugar estaba vacío.
Nuevamente regresaron a la camioneta. René y Candelario los llevaron a un Bodega Aurrera ubicado sobre la 11 Sur y la 31 Poniente para comprar ropa oscura, gorra y gafas. De inmediato regresaron al establecimiento y, en el camino, “El Simi” y “El Tama” se pusieron la ropa que momentos antes habían comprado.
Al llegar, los dos sicarios se bajaron, entraron al lugar y se escucharon los disparos. “El Simi” salió corriendo para subirle a la camioneta mientras que “El Tama” salió caminando tranquilamente.
“Ya está muerta la vieja”, le dijeron a René, quien respondió: “Muerto el perro, se acabó la rabia “.
Los dos hombres que dispararon contra Diana y un mesero fueron abandonados sobre la 11 Sur y Circuito Juan Pablo II, donde Candelario les entregó 100 pesos para que tomaran un taxi y siguieran con su huida.
La autopsia reveló que Diana y Enrique, de 40 años, murieron por proyectil de arma de fuego en la cabeza.
Hasta el momento, René sigue en libertad y se espera que, en los próximos días, Candelario sea vinculado a proceso por el delito de homicidio calificado en calidad de coautor material.
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